
De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- La crisis interna en Morena Córdoba ha dejado al descubierto el profundo desencanto de sus bases, que hoy rechazan de forma abierta al candidato a la presidencia municipal, al lavador del crimen organizado, Manuel Alonso Cerezo, a quien acusan de representar intereses ajenos al movimiento y traicionar los principios fundacionales del partido.
Algunas organizaciones morenistas hicieron un llamado urgente para boicotear la campaña de Alonso Cerezo, señalando que su postulación no refleja los ideales por los cuales se fundó Morena. “No representa los valores más mínimos del partido”, advirtieron en un comunicado difundido en redes.
El exhorto pide a la militancia no asistir a los eventos de Alonso, no compartir su propaganda en redes sociales y, de ser necesario, anular el voto, como forma de rechazo a lo que consideran una imposición alejada de la voluntad popular.
Las bases acusan directamente a Manuel Alonso Cerezo de estar vinculado a actos de lavado de dinero, y denuncian que su planilla está integrada por “personajes incómodos” que reflejan prácticas políticas que Morena prometió erradicar.
El repudio hacia Alonso Cerezo evidencia que el proceso electoral en Córdoba se ha convertido en un teatro de simulaciones, donde las decisiones se toman de espaldas a la militancia y al pueblo que dio origen al movimiento. Los votantes, ante la disyuntiva de elegir entre figuras cuestionadas o anular su voto, son relegados a un papel reactivo.
Hoy, la consigna de las bases es clara: prefieren perder una elección antes que traicionar los principios por los cuales Morena nació.
El caso de Alonso Cerezo ejemplifica cómo las cúpulas partidistas privilegian alianzas espurias sobre los principios. Pero el problema trasciende a un partido. La democracia mexicana, en teoría un espacio de representación, se reduce a un catálogo de opciones previamente filtradas por élites.
