Sidney.- Este lunes, las fuerzas de seguridad australianas pusieron fin al secuestro en Sydney de 17 personas, que concluyó con la muerte del secuestrador y dos rehenes, además de cuatro heridos; el asalto fue protagonizado por un clérigo radical de origen iraní con antecedentes penales.
Tras 16 horas de secuestro y después de haber intentado negociar, la Policía decidió irrumpir en el café Lindt en Sydney. Poco antes habían logrado salir del lugar seis rehenes, que se sumaron a otros cinco que consiguieron escapar en las horas previas.
La Policía decidió entrar en el local porque estaba convencida de que si no lo hacía “habría habido más muertos”, explicó horas después el comisario general de policía de Nueva Gales del Sur, Andrew Scipione. Antes habían acordonado y desalojado la zona, incluida la famosa ópera de Sydney.
“La Policía entró como resultado de un intercambio de disparos en el lugar”, explicó ante la prensa.
Scipione confirmó el número de personas que se encontraba en la cafetería en el momento del secuestro, que hasta entonces no se conocía con exactitud.
Según Scipione, el secuestrador actuó en solitario y los australianos “no deben cambiar” su vida. El secuestrador obligó en varios momentos a los rehenes a sostener contra una de las ventanas del local una bandera negra con la Shahada, la profesión de fe islámica, escrita en letras blancas: “No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”. Una bandera similar es usada por los yihadistas del Estado Islámico.
En las imágenes captadas por los medios se veía a un hombre de mediana edad con una corta barba cana y una cinta negra con inscripciones en árabe
en la cabeza.
El Gobierno de Irán condenó la toma de rehenes y aseguró que el secuestrador era un perturbado mental. Según la portavoz del Ministerio de Exteriores, Marsieh Afcham,
Teherán informó en varias ocasiones a las autoridades australianas sobre el desequilibrio mental
del predicador.
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