AGENCIA
Nacional.- Los Centros Femeniles de Reinserción Social de Santa Martha Acatitla y Tepepan, en la Ciudad de México, comienzan a registrar un preocupante aumento de reclusas extranjeras, en su mayoría de nacionalidad colombiana y venezolana, pero también de países asiáticos como China. Este fenómeno pone de manifiesto la creciente presencia de organizaciones criminales internacionales operando en la capital mexicana y su impacto en el sistema penitenciario local.
En el Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla, actualmente se encuentran recluidas mil 426 mujeres, de las cuales 180 son adultas mayores y 24 extranjeras, principalmente de países sudamericanos, quienes han sido acusadas de delitos relacionados con el narcotráfico. Este centro ha visto cómo la presencia de reclusas provenientes de Venezuela ha aumentado, coincidiendo con el crecimiento de la actividad delictiva de grupos como “El Tren de Aragua”.
Este cártel venezolano, conocido por su involucramiento en redes de trata de personas, extorsión y otras actividades ilícitas, ha dejado huella en la capital mexicana. En agosto, se reveló que “El Tren de Aragua” había extendido sus tentáculos en la CDMX, especialmente en la alcaldía Cuauhtémoc, con un incremento de casos de prostitución forzada y tráfico de personas.
A inicios de octubre, dos mujeres venezolanas fueron detenidas en la alcaldía Cuauhtémoc por robar ropa en una tienda departamental. Las acusadas, identificadas como Betania “N” y Celeste “N”, de 22 y 23 años, llegaron a la Ciudad de México con la intención de trabajar en el sexo servicio, una de las principales actividades de “El Tren de Aragua”.
Este caso es solo una pequeña parte de una red mucho más amplia. En julio, dos jóvenes venezolanas, Stephani y Susej, fueron asesinadas después de intentar escapar del control de sus captores. Según investigaciones, estas mujeres habían sido víctimas de trata de personas, captadas bajo promesas de una vida mejor en México, pero al intentar liberarse de la explotación, fueron asesinadas por sus propios compatriotas.
Otro incidente relevante ocurrió en mayo de 2024, cuando la policía detuvo a 11 personas de origen chino en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en un establecimiento que presuntamente operaba como punto de narcomenudeo y explotación sexual. Tres de los detenidos eran mujeres, quienes fueron trasladadas al Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla.
En la propiedad de los detenidos, los oficiales encontraron más de 800 dosis de cocaína y metanfetamina, además de evidencia de explotación sexual en el lugar. Este caso resalta la creciente implicación de grupos asiáticos en actividades ilegales dentro de México, particularmente en el narcotráfico y la trata de personas.
La diputada Rebeca Peralta, vicepresidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la Ciudad de México, ha subrayado la dificultad de la reinserción social de las reclusas extranjeras, quienes a menudo carecen del apoyo de sus familias y enfrentan barreras culturales y lingüísticas. En su visita a los centros de reclusión, Peralta expresó la importancia de garantizar a las internas servicios de salud adecuados, como mastografías y pruebas de Papanicolaou, además de revisar las condiciones de trabajo y alimentación dentro de las prisiones.
“Es complicado el proceso de reinserción para las extranjeras, pues están lejos de su hogar, de sus seres queridos. La falta de motivación es un obstáculo adicional para su rehabilitación efectiva”, indicó Peralta.
Además, se alertó sobre el hecho de que en Santa Martha Acatitla viven 38 bebés y niños que acompañan a sus madres privadas de libertad, lo que añade una capa adicional de complejidad a las condiciones dentro del centro penitenciario.
El aumento de reclusas extranjeras, especialmente las vinculadas a redes criminales internacionales, refleja un cambio en las dinámicas delictivas en la Ciudad de México. Si bien las autoridades han intensificado las acciones para desmantelar estos grupos, la reinserción de las mujeres extranjeras, especialmente aquellas víctimas de trata de personas, sigue siendo un desafío mayor.