Córdoba.- Un Viernes Santo diferente se vivió no sólo en Córdoba, sino en todo el país, en donde la mayor parte de la población es católica y sus costumbres para estos días conllevan, además de la fe, la conglomeración de personas que se reúnen para recrear la Pasión de Cristo.
Esta semana, llamada La Mayor, de acuerdo a las costumbres; es el fin de la Cuaresma, cada año, cientos de personas se reúnen en las iglesias para escenificar el Viacrucis, que fue el recorrido que hace Jesucristo antes de ser crucificado.
En Córdoba, la mayor parte de la población es católica esto llevaba a que la fe se desbordara en las calles, con la presencia de cientos de feligreses que tras realizar un recorrido alrededor de sus parroquias, esperaban a qué el reloj marcara las tres de la tarde, hora en que murió Jesús.
Este año fue diferente, no hubo católicos afuera de la Catedral, no hubo la representación de la crucifixión, como cada año, acto que a muchos incluso, los hacía llorar al recordar aquellos pasajes de la Biblia.
Hoy, con un candado colocado en las puertas principales del atrio de la Catedral, se impidió el paso de los ciudadanos, no hubo flores, tampoco se pudo escuchar las Siete Palabras, nada, ante la contingencia sanitaria, todo se redujo a cuatro toques de la sirena que hizo sonar el Cuerpo de Bomberos de Córdoba.
Fue así como de manera histórica se ha vivido la Semana Santa, en una de las ciudades más católicas, conocida por la Procesión del Silencio que por años, ha sido replicada. Ahora, católicos tuvieron que rezar desde sus hogares.