La violencia en Siria ha escalado este viernes con un avance significativo de la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante y otras facciones opositoras apoyadas por Turquía, que lograron tomar el control de cinco barrios clave del oeste de Alepo, tras tres días de intensos combates contra las tropas regulares sirias. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, los combatientes armados penetraron en los barrios de Hamdaniya, Nuevo Alepo, 3000 Appartments, Jamiliyeh y Salah al Din, luego de llevar a cabo dos ataques suicidas con coche bomba.
Este avance marca la primera vez que los rebeldes logran ingresar en la ciudad de Alepo desde 2016, tras años de dominio del régimen sirio en la región. Las confrontaciones en las entradas occidentales de la ciudad, así como la toma del Centro de Investigaciones Científicas en las afueras, han intensificado la violencia, con fuertes choques y ataques aéreos.
La situación en Alepo se ha vuelto caótica, y la población local ha comenzado a huir en masa. La ONU y organizaciones humanitarias han expresado su preocupación por el impacto en los civiles, ya que los enfrentamientos también han causado más de 255 muertes, entre ellas más de 20 civiles, la mayoría de ellos por bombardeos aéreos rusos.
Este conflicto se produce en medio de un contexto de tensión entre Rusia y Turquía, con el apoyo de estos dos países a facciones opuestas en Siria. Además, la vecina provincia de Idlib, controlada por el Organismo de Liberación del Levante, se encuentra bajo un intenso bombardeo por parte de las fuerzas de Damasco y Moscú, lo que ha agudizado aún más la crisis humanitaria.
El avance rebelde en Alepo refleja el creciente desorden en el norte de Siria y pone en evidencia la fragilidad de los acuerdos de alto el fuego en la región, mientras millones de civiles siguen atrapados en el conflicto armado más largo y destructivo del siglo XXI.
