Córdoba.- Al dar inicio a la celebración del Triduo Pascual, con la ceremonia del lavatorio de pies, durante el Jueves Santo, el Obispo de la Diócesis Córdoba, Eduardo Patiño Leal, recordó que de acuerdo al evangelio de San Juan se debe aprovechar estos días para dejarse inundar por el amor verdadero de quien dio la vida por los demás.
En este sentido, condenó la violencia que sigue afectando a la población, por ello, pidió a los fieles orar para que cesen las guerras y la inseguridad en todo el mundo, aunque de manera especial en México.
Al respecto, el Prelado, resaltó que estas fechas deben servir para que los creyentes sufran un verdadero cambio de fe mismo que se verá traducido en actos de amor y entre familia, hermanos, amigos y compañeros de trabajo.
Al celebrar la eucaristía del Jueves Santo, en la cual se recuerda la última cena de Jesús, agradeció los regalos que con su pasión y muerte dejó para toda la humanidad; la eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento del amor, de ahí la importancia de que la feligresía aprenda a vivir un amor auténtico, íntegro, con sencillez y de servicio hacia quienes nos rodean, no sólo durante estas fechas si no durante toda la vida.
Así mismo llamó a orar por los sacerdotes, dado que estos son fieles testigos de Jesús, siendo que pese a que estos sufren de tentaciones se deben orar por ellos, toda vez que son los pastores de las comunidades, señalando que en esta Semana Santa se encuentran 83 jóvenes en el preseminario tratando de descubrir la vocación de Dios.
Recordando el tercer regalo que dejó Jesús, la libertad mediante el amor enfatizó que esto de debe hacer buscando el bien hacia los demás no solo de palabra o para obtener un reconocimiento o agradecimiento, siendo el propio Jesús, dio el ejemplo más grande de amor y humildad.
“Es un amor, inmenso, sin fronteras, en donde una persona, todo lo soporta; en donde le da sentido a la vida, por ello hoy le damos gracias a Dios por ese amor infinito que nos tiene”, subrayó.
Al realizar lavatorio de los pies, tal y como lo hiciera Jesús, a sus 12 discípulos, reiteró que ante todo se deben resaltar los actos de amor y humildad.
Al término de esta celebración eucarística, se realizó la procesión del Santísimo Sacramento en el atrio de la Catedral, donde tal y como se hiciera el llamado a los fieles se unieron en oración de desagravio.
Asimismo, se realizó la entrega del “pan bendito” a las familias, el cual simboliza la presencia del cuerpo de Cristo en cada uno de los hogares.
Yessica Martínez
Argüelles
El Buen Tono