Veo que sigues con tus prácticas denostando familias con publicaciones pagadas, plagadas de mentiras, se te olvidó que dejaste de ser el único medio impreso en esta ciudad, y pensaste seguramente que podrías seguir difamando, sin que nadie nunca pudiera contestarte utilizando un medio de comunicación.
Hoy yo voy a ubicarte.
No existe una sola denuncia penal en mi contra, en ningún juzgado de este país, no soy constructora, así que nada tengo que ver con la Secom, ni mucho menos delincuente como mal informaste ayer en las páginas de tu periódico coludido; soy mamá de tres niños y es a lo que me dedico. Veo que cegado por tu ambición y tu poca educación, te gusta hablar en ese periódico manipulador, ahora, de señoras madres de familia, así como de familias completas como lo llevas haciendo desde hace 7 años de la mía, desprestigiándola, publicando historias fabricadas en tu redacción y pagadas por gente que ha encontrado en tu periódico la manera más corriente de defender lo indefendible.
Pero ya que te gusta hablar de señoras vamos hablando de una de las de tu casa: Que no se te olvide, que eres producto de la desintegración de una familia por culpa de una señora oportunista y ambiciosa, que se aprovechó de un enfermo alcoholizado. Que saliste de una relación de una secretaria con un señor alcohólico, además de casado, ¿por qué no les platicas a tus lectores que “Doña Clementina” era la simple y vulgar amante del alcohólico de tu padre?
Esa “Señora Arróniz” que hoy pretende vendernos una imagen de decente vistiendo trajes con collares de perlas “wanabe de Chanel”, ocasionó que la legítima esposa de tu padre tuviera que irse a su país de origen, huyendo de las sucias historias que le tocaron vivir en su matrimonio, por culpa precisamente de quien es hoy tu madre, ¿y sabes qué es lo más triste de tu historia familiar? Que esos patrones suelen repetirse, como ocurrió ahora con tu hermana, quien también tuvo a bien destrozar una familia para llevarse a su casa un señor casado.
A las personas que nos conducimos en base a valores nos resulta ridículo ver a mujeres como las de tu familia, ahora presidiendo fundaciones y hasta patronatos de museos. ¡Si conocieran la vergüenza no saldrían ni de su casa!, y no te preocupes, porque esta sociedad a la que tanto aspiras pertenecer, conoce a la perfección la historia que arriba te señalo.
De ahí saliste Raúl Arróniz, así que como ves, nos separa un abismo, empezando por los orígenes y siguiendo por la educación. ¡Ubícate! y dedícate a informar, que ya suficiente tenemos los cordobeses con tener en nuestro zócalo principal la estatua de tu padre en honor al “legado” que nos dejó a esta ciudad, un periódico coludido dirigido por un sinvergüenza, que se mantiene del dinero robado de políticos, quienes pagan sus notas en tus páginas llenas de mentiras. ¡Dedícate a informar como es tu obligación de una manera veraz! Porque si no sabías cómo hacerlo, ahora ya tienes quién te está poniendo el ejemplo.
Estoy colmada de tus difamaciones como lo estamos muchos miembros de familias cordobesas, que han venido a esta redacción a expresarnos su malestar en contra de esas notas que acostumbras publicar, y así como esta historia de tus orígenes, tenemos varias que nos han llegado sin siquiera irlas a buscar, hablando de la vergonzosa manera de conducirse de muchos de los miembros de tu familia, historias que bien podría seguir haciendo públicas sin ningún recato, para que de una vez por todas aprendas a respetar.
Feliz Navidad y mis mejores deseos para este próximo año… a nuestros lectores ¡a ti NO!
PAULINA ABELLA DE GURAIEB