AGENCIA
CDMX.- Más de 65 mil almas ardieron bajo el fuego de la banda alemana Rammstein, que con lanzallamas, espectacular pirotecnia y el poderío del metal dominó el Foro Sol.
No hubo ninguno de sus fieles seguidores, que no cayera bajo el influjo de la agrupación dirigida por Till Lindermann, quien encabezó un “brutal, intenso y pagano” espectáculo, que cimbró el inmueble de Iztacalco ante el imperante tema Du Hast y en Te quiero puta, en el cual hubo algunos gritos desafiantes: “¡Sí se pudo!
Fuego salió desde el imponente escenario Monster Stage y encendió la cima de seis torres colocadas frente al mismo, de alrededor de 21 metros de altura, que ardieron y propiciaron la expectación en todo el Foro Sol, que esta vez, se prendió, literalmente. El calor generado por este elemento, se entrelazó con los ánimos eufóricos de los miles de fieles y Rammstein consolidó su reinado.
Desde que Lindermann recibió a sus adoradores se prendió el ambiente: “Méxicoooo!, dijo el vocalista y comenzó el repertorio de la banda, que no solo interpretó, sino que se apropió del proscenio, recurriendo a la teatralidad y a infinidad de elementos como una carriola gigante ardiendo, un tremendo cazo donde “se cocinó” al tecladista Flake Lorenz, quien fue hacia su instrumento y siguió dando ritmo, actuación y sonido al espectáculo.
Armee Der Tristen, Puppe, Mein Teil, Zeit, Zick Zack, Radio o la poderosa Sehnsucht fueron algunas de las rolas que sacudieron y pusieron a brincar, bailar y cantar a los eufóricos asistentes, felices de presenciar “un concierto de nivel internacional”. Los guitarristas Paul Landers y Richard Kruspe, repitieron el beso en la boca, que ha sido noticia en otras ocasiones, lo cual provocó aplausos en ese festejo avasallador.
La iluminación en color rojo imperó, dando un tono draculesco o casi del averno, pero luego cambió en tonos que se multiplicaron, del negro, al morado, al blanco, al amarillo o al ocre. Las luces y la pirotecnia, recrearon una atmósfera única, que enmarcó la locura de los miles de asistentes, a quienes también se les nubló la vista con los cañonazos de papel cortado.
En otro momento, el foro se iluminó con las luces blancas provenientes de los celulares. Antes de que Rammstein apareciera en el escenario una voz metálica pidió a los presentes: “Guarden sus teléfonos y se abstengan de filmar. Disfruten ahora el concierto”.
También la sensualidad del género femenino emergió, pues algunas de las asistentes dejaron ver los senos, lo cual fue captado por cámaras y proyectado en las pantallas del saturado inmueble, que ya estaba prendido con el metal, las bebidas alcohólicas y el cigarro. El grito de “chichis, pa’ la banda”, se multiplicó. La demencial diversión y catarsis fueron totales. Durante el concierto, miles se olvidaron de todo lo que existía alrededor, solo se vivió el presente.