La tensión entre Rusia y Occidente podría alcanzar un punto crítico tras la autorización de Estados Unidos a Ucrania para usar armas de largo alcance en ataques dentro del territorio ruso. Esta decisión, reportada por medios estadounidenses, incluye el uso de misiles ATACMS, capaces de transportar cabezas convencionales o de racimo, con un alcance de hasta 300 kilómetros.
Desde el Kremlin, el presidente Vladímir Putin ya había advertido en septiembre sobre las posibles repercusiones de tal medida. “Esto cambiaría la esencia y la naturaleza del conflicto en Ucrania”, aseguró entonces, señalando que este tipo de acciones equivaldrían a un enfrentamiento directo entre Rusia y los países de la OTAN, incluidos Estados Unidos y Europa.
María Zajárova, portavoz de la Cancillería rusa, reiteró estas advertencias esta noche, indicando que las palabras de Putin adquieren aún más relevancia a la luz de estas informaciones. Sin embargo, ni la Casa Blanca ni el Pentágono han confirmado oficialmente la autorización.
La prensa internacional sugiere que esta medida busca reforzar a Ucrania en un momento clave antes de la toma de posesión de Donald Trump, quien ha prometido acabar con la guerra de Ucrania una vez asuma la presidencia en enero.
De confirmarse, este movimiento podría marcar un giro en el conflicto, escalando la tensión entre Rusia y las potencias occidentales, y reconfigurando el tablero geopolítico global. Por ahora, el mundo sigue a la expectativa de una confirmación oficial y de las posibles respuestas desde Moscú.