Este martes, el presidente ruso Vladímir Putin instruyó a las fuerzas estratégicas de Rusia a realizar ejercicios nucleares para probar su capacidad de lanzamiento de misiles balísticos y de crucero, según informó en una declaración transmitida por televisión. Estos ejercicios buscan garantizar que la “triada nuclear” —misiles intercontinentales, submarinos atómicos y la aviación estratégica— esté lista para actuar como “garante fiable” de la soberanía y seguridad rusa ante crecientes tensiones internacionales.
Putin subrayó que, en el contexto de un escenario geopolítico inestable, es fundamental contar con fuerzas estratégicas preparadas para actuar en cualquier momento. El mandatario indicó que el poderío nuclear ruso no solo sostiene la seguridad nacional, sino que contribuye a mantener la paridad y el equilibrio de fuerzas globales, factores clave en la estabilidad mundial.
El mandatario enfatizó que Rusia sigue comprometida con el principio de que el uso de armas nucleares sería una medida “extrema y extraordinaria”. En paralelo, afirmó que Rusia continuará desarrollando su arsenal nuclear dentro del programa estatal de rearme, con un enfoque en sistemas de misiles estacionarios y móviles más rápidos y precisos, diseñados para superar sistemas antimisiles como el escudo estadounidense. Con esto, Rusia busca modernizar sus capacidades sin iniciar una nueva carrera armamentista como la que experimentó la Unión Soviética.
Estos ejercicios, realizados en un momento de estancamiento en las negociaciones del tratado de reducción de armas START con Estados Unidos, subrayan la postura de Rusia en un escenario donde la carrera armamentista se ha convertido en una herramienta de disuasión estratégica. La reciente modificación de la doctrina nuclear de Moscú, que ahora considera el uso de armas nucleares en caso de ataques convencionales que amenacen la soberanía rusa o la de Bielorrusia, refuerza la defensa frente a lo que Putin percibe como crecientes amenazas externas, particularmente tras los recientes debates en Occidente sobre el suministro de armas de largo alcance a Ucrania.
A finales de julio, Rusia realizó ejercicios nucleares tácticos junto con Bielorrusia, en los que utilizó misiles Iskander-M. Estas maniobras se enmarcan en la estrategia de Moscú de adaptar y fortalecer su capacidad de respuesta ante la amenaza de conflictos extendidos en su territorio y zonas de influencia.