Este martes, Puerto Rico quedó sumido en la oscuridad debido a un apagón generalizado que dejó a casi el 90 % de los clientes sin servicio eléctrico. Según LUMA Energy, empresa responsable de la transmisión de electricidad, 1.309.713 usuarios de un total de 1.468.223 se encuentran afectados por la interrupción del suministro.
Causas del apagón
El gobernador Pedro Pierluisi confirmó en su cuenta de X que se trata de “una falla crítica” que ha provocado este masivo corte eléctrico. Según Genera PR, la empresa encargada de la generación, el problema se originó en la línea 230 de la central Costa Sur, lo que derivó en la salida de todas las unidades del sistema eléctrico de la isla.
Las plantas de San Juan y Palo Seco ya trabajan para restablecer el servicio, aunque aún no se ha dado un tiempo estimado para la normalización completa. Mientras tanto, el gobierno ha exigido explicaciones y soluciones tanto a LUMA Energy como a Genera PR, empresas responsables de la transmisión y generación eléctrica, respectivamente.
Una red eléctrica frágil
La crisis pone nuevamente en evidencia la vulnerabilidad del sistema eléctrico de Puerto Rico, severamente afectado desde el devastador huracán María en 2017. Aunque los apagones son frecuentes en la isla, esta interrupción destaca por su magnitud y alcance, lo que ha reavivado el descontento entre los ciudadanos.
Durante las elecciones del pasado noviembre, la insatisfacción con el desempeño de LUMA Energy llevó a que todos los candidatos a la gobernación prometieran cancelar su contrato. Sin embargo, la empresa sigue operando, y los apagones masivos como el de hoy continúan alimentando las críticas.
Protestas y un futuro incierto
El apagón ha desatado indignación en redes sociales y en las calles. Muchos ciudadanos exigen una solución definitiva a los problemas crónicos de la red eléctrica, mientras otros llaman a una revisión más amplia del modelo de gestión del sistema energético de la isla.
La situación actual no solo representa un desafío técnico, sino también un punto de inflexión político, en un momento en que la confianza en las autoridades y empresas responsables está en niveles mínimos.
Puerto Rico sigue esperando respuestas, pero sobre todo, soluciones concretas que eviten que episodios como este vuelvan a repetirse. Mientras tanto, gran parte de la isla permanece a oscuras, con una mezcla de frustración y esperanza en la luz al final del túnel.