César Nava ve tres o cuatro aspirantes en la contienda para elegir al jefe nacional del PAN: Madero, Cordero, Oliva y Héctor Larios
El senador Héctor Larios fue a ver a Felipe Calderón. Le pidió que le sugiriera a Ernesto Cordero que no se postule para la jefatura nacional del PAN “porque polariza”. El ex presidente de la República ni siquiera se detuvo a reflexionar. “Para uno que polariza (Madero), otro que polariza (Cordero)”, respondió.
En otras palabras, lo mandó a volar.
Nos acercamos al político sonorense para que abundara sobre la sugerencia que le hizo a Felipe. “¿De dónde sacaste eso?”, preguntó, visiblemente sorprendido.
A sabiendas de que no íbamos a revelar la fuente, Larios añadió sin hacer pausa: “No suelo comentar mis citas privadas… pero tienes muy buena información”.
Y se retiró sonriente.
■Comentamos el punto con César Nava, ex jefe nacional del PAN. Se quedó también de a cuatro. Luego de digerirlo, contestó que la postulación de Cordero a la jefatura del partido va más allá de Felipe. “Calderón influye, sí, pero su opinión no es definitiva”, aseguró.
El futuro “senador del Bronx” -así se autodenominó Cordero- es el “gallo” de calderonistas y ex calderonistas para evitar la reelección de Madero. “Ha crecido mucho”, aseguró Nava.
El ex jefe nacional del PAN ve tres o cuatro aspirantes en la contienda para elegir al presidente del partido: Madero, Cordero, Oliva y el propio Larios. No mencionó a Josefina. Por primera vez será por voto directo de la militancia. Eso modifica completamente el escenario. Ayuda a los que tienen mayor exposición mediática.
Nava recordó que el nuevo estatuto respetó la regla de que gana el que tenga 37% de los votos, si le saca por lo menos cinco puntos al que le sigue, o el que logre 50 por ciento.
Si no se cumple ninguna de esas dos condiciones, se van a segunda vuelta.
■Hablamos con los dos panistas en el informe de las actividades que el presidente saliente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, Ernesto Cordero, presentó en la casona de Xicoténcatl, antigua sede de la Cámara Alta.
El panista tuvo una convocatoria de buen nivel, pero no llenó la plaza. En primera fila: Luis Videgaray, secretario de Hacienda; Pedro Joaquín Coldwell, Energía; José Antonio González Anaya, director del IMSS; el maderista Jorge Luis Preciado, coordinador de la bancada del PAN en el Senado; don Luis H. Álvarez.
Pero también Leonardo Valdés, consejero presidente del IFE; Alejandro Luna Ramos, presidente del TEPJF; Gerardo Laveaga, comisionado presidente del IFAI; Francisco Arroyo Vieyra, presidente en la Mesa Directiva de San Lázaro.
No estuvieron Gustavo Madero, Javier Corral, Marcela Torres Peimbert. Pero tampoco la Cocoa Calderón, Pilar Ortega, Raúl Orozco, Silvia Garza, Raúl Gracia, Fernando Herrera, Carlos Mendoza.
■Raúl Cervantes será el sucesor de Cordero en la presidencia de la Mesa Directiva del Senado. Nos lo confirmó el mismísimo Emilio Gamboa, con un gesto muy obvio.
¿Quién va a ser?, le preguntamos. El senador Cervantes caminaba delante de él. Lo miró y movió la quijada hacia adelante.
El senador Cervantes nos tanteó dos días antes. Dijo que se acababa de enterar que él no iba a ser. Ese mismo día Gamboa nos advirtió: “No te vayas con la finta…”
La decisión de que un priista sea el presidente del Senado tiene que ratificarse por el pleno de ese órgano legislativo. Se explica por lo que se viene en el futuro inmediato.
El año legislativo que comienza ventila la agenda del gobierno. Imposible dejar la mesa en manos del perredista Miguel Barbosa. Las reformas energética y fiscal, la polémica Ley del Servicio Profesional Docente, que obliga a los maestros a evaluarse, son algunos de los temas que el Congreso va a debatir.
■“Si el PRD apoya la reforma energética, se suicida”, le dijo Cuauhtémoc Cárdenas a la revista Voz y voto. La lapidaria frase va en la portada del número que saldrá en el mes de septiembre, adelanta Jorge Alcocer, director de esa publicación especializada.
La revista cumple ya su mayoría de edad: 21 años. Le auguraban tres meses cuando salió. “A nadie le interesan las elecciones”, le dijo un muy reconocido periodista. Se equivocó.
■Gerardo Laveaga trae intenciones de mandar su cartita al Senado para explicar los motivos por los cuales se quiere quedar en el IFAI. Es un requerimiento contenido en la nueva Ley de Transparencia. Si a los diez días no hay respuesta de la Cámara Alta, querrá decir que es un “fiambre”. Es decir, que ya no tiene trabajo.
El comisionado presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información le va a medir primero el agua a los camotes. Si ve que no tiene posibilidades de quedarse, “me ahorraré la humillación y no mandaré la carta”.
De los cinco comisionados del IFAI, la única que ha hecho saber que no mandará la carta es Jacqueline Peschard. Su periodo termina en enero. Es un misterio lo que harán los otros tres comisionados: Emilio Trinidad, María Elena Pérez Jaén y Sigrid Arzt Colunga.
■Coincido con Joaquín López-Dóriga. La telefonía celular “es un asco”. No hay llamada que no se caiga. Lo peor es que nadie repela y las autoridades no mueven un dedo por los usuarios. Llevamos años así y el paso del tiempo ha empeorado el servicio, uno de los más caros y menos competitivos del mundo, según la OCDE.
■Ya está el Acuerdo por Michoacán. Autoridades, legisladores, organizaciones sociales y empresarios finalmente lo firmaron. El objetivo es impulsar un desarrollo en paz en esa atribulada entidad. Contiene dos agendas: una legislativa y otra de acciones de gobierno.
Ojalá sirva de algo.
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