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Producción de alcohol en la mira de SSA

Superiberia

Resulta que en el combate al problema del alcohol adulterado, a las autoridades de Salud les ha quedado claro una cosa: que para lograr resultados era necesario vigilar estrictamente los ingenios azucareros, de donde sale la materia prima para producir una gran parte de los licores adulterados que llegan al mercado mexicano, principalmente a población de bajos recursos.

Hay que saber que en los ingenios azucareros no sólo se produce azúcar, sino también la melaza requerida como materia prima para producir alcohol etílico. De hecho, es común que hoy un ingenio sea igualmente una empresa destiladora de alcohol etílico o etanol (sería el término correcto).

Recordemos que el alcohol etílico es el de uso médico, y desde hace nueve años el Consejo de Salubridad General impulso en México la prohibición de venderlo al público en forma de alcohol natural, precisamente porque se había notado un aumento del consumo de este alcohol, muy perjudicial para la salud, de parte sobre todo de jóvenes en las zonas más desprotegidas. Entre los efectos del consumo de alcohol etílico están dolores de cabeza y náuseas hasta convulsiones, ceguera y muerte.

Por ello, desde el 2004, la venta o suministro en farmacias, boticas, tiendas de abarrotes, autoservicios, etcétera, de alcohol etílico para uso como material de curación, sólo puede ser de alcohol etílico desnaturalizado. El uso del alcohol etílico sin desnaturalizar está limitado a procesos productivos, y quienes tienen el dominio de su producción son precisamente los ingenios azucareros.

Pues a pesar de las medidas en ese entonces, el consumo de alcohol etílico ha continuado aumentando porque, conforme la propia Cofepris reconoce, en el mercado informal se ha detectado un crecimiento de las bebidas adulteradas con alcohol etílico y etanol.

Ahora, la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que lleva Mikel Arriola, propuso al Consejo que le diera autoridad para intervenir en estas productoras azucareras y alcoholeras con el fin de vigilar todo el proceso y poder dar seguimiento a las cantidades de alcohol que se producen, así como las que se utilizan en la producción formal de licores. De ahí, en principio se deducirá el dato de cuánto alcohol etílico es utilizado para adulterar licores, y ubicar a los delincuentes que lo hacen.

De acuerdo con la nueva regulación que deberá publicarse en el Diario Oficial, a partir de ahora el alcohol etílico y el etanol son sustancias tóxicas sujetas a regulación sanitaria y se establecen mecanismos de trazabilidad (seguimiento puntual de cada paso en el proceso) de todo el alcohol que se produce, comercializa e importa a México, con el objetivo de evitar desvíos a canales informales.

La Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera, presidida por Juan Cortina Gallardo, deberá estar muy al tanto y buscar colaborar con la autoridad sanitaria en esta vigilancia contra el alcohol adulterado, porque los ingenios ahora están en la mira.

 

 

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