Cuando el presidente de los Estados Unidos Barak Obama habló de un nuevo acercamiento con Cuba y adelantó el “fin de una política obsoleta” que durante 50 años ha demostrado que el aislamiento no ha funcionado, se planteó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, el ajuste de las regulaciones para empoderar a la gente de Cuba, facilitar los viajes a la isla y expandir ventas y exportaciones de ciertos bienes y servicios de Washington a La Habana. Se incluye también en el paquete, el despliegue de internet y el acceso a las comunicaciones “de manera libre”, además, claro, la instalación de una flamante embajada norteamericana en Cuba.
Enseguida, ante la opinión pública el presidente cubano Raúl Castro confirmó que si bien se había acordado el “restablecimiento de relaciones diplomáticas”, advirtió que aún no hay una resolución sobre el bloqueo económico de EU a la isla. Y es que tras más de un año de discusiones secretas entre oficiales norteamericanos y cubanos, auspiciadas por Canadá y el Vaticano, donde el propio papa Francisco estuvo involucrado al promover el acercamiento, el gobierno de Cuba insiste en que el tema más importante, es el embargo económico, mismo que sólo puede ser levantado por el Congreso norteamericano.
Sin duda, la reanudación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, anunciadas el 17 de diciembre del 2014 por General de Ejército Raúl Castro, ha generado tanto expectativas como suspicacias, optimismo y desconfianza, por cómo se las gasta “el Imperio” y es que de concretarse, los cambios no serán solo económicos sino ideológicos. Al tiempo.
Para la diplomacia cubana establecida en México, el Imperio no ha renunciado a su intención de modificar el estatus político, lo que ha decidido es cambiar su estrategia, y no hay ninguna ingenuidad al aceptar que EU ha reconocido a Cuba como un país con el que tiene que contar para entrar a Latinoamérica. Pero Cuba puntualiza, como primer punto de encuentro para poder avanzar en este proceso, la aplicación de la ley internacional en su economía y finanzas, y que se le respete como país, como estado.
Añaden: Estamos muy conscientes de la intención de EU, pero asumimos e l reto para mantener nuestro principio y defender la Revolución. En este contexto, permanecen las flotas norteamericanas en Guantánamo; el bloqueo sigue en el mismo lugar; las sanciones financieras a Cuba siguen en el mismo lugar. Obama dice que se opone al bloqueo, pero el bloqueo sigue ahí, los terroristas siguen ahí. Es bueno que el partido demócrata que promueve a Hilary Clinton para presidenta tenga esto muy claro a la hora de interpretar el proceso, y haga una evaluación a partir de una lógica consecutiva que ayude a elevar su popularidad en lo electoral. Los representantes del gobierno cubano advierten: e l proceso electoral de EU ha iniciado pero el tema Cuba ha marcado pautas en la formula Hilary- Obama- continuidad- Partido Demócrata.
Algunos cubanos han expresado al periódico Granma que el restablecimiento de las relaciones diplomáticas es un paso de avance entre los dos países, porque puede ayudar a limar asperezas que han existido por muchos años, aunque hay que subrayar que Estados Unidos no renuncia a sus intereses de cambiar el orden dentro de Cuba.
Otros, opinan que tantos años de bloqueo han impedido el desarrollo y el bienestar. Por ello, si se eliminara, sería ideal para mejorar e l nivel de vida de la población y de acuerdo a las características de la isla, los cubanos deberán prepararse para dar un servicio de más calidad a los turistas, incluyendo a los norteamericanos.
Por todos es conocido que el gobierno de Estados Unidos lleva más de 50 años con intenciones políticas totalmente contrarias a Cuba. Lo novedoso es que el discurso de Obama contiene una estrategia para penetrar a ese país por diferentes medios: las telecomunicaciones, el Internet… En ese sentido, lo único que Cuba debe hacer es mantener su posición como hasta ahora y a pesar de que temen que luego intenten derrocar al gobierno castrista, podrían mantenerse relaciones con EU como las tiene con China, Vietnam y otros países.
Los jóvenes cubanos son más abiertos y accesibles a esta propuesta cuando señalan que, sin obviar el interés colonial que siempre tuvo Estados Unidos hacia Cuba, se han tenido relaciones comerciales aún cuando siempre se beneficiaban más las empresas norteamericanas, así que en un ámbito nuevo, pueden volver a surgir relaciones comerciales. Opinan que las relaciones no tienen por qué quedarse congeladas toda la vida y como cambia el mundo, a las nuevas generaciones les tocará jugar su papel en esta nueva etapa.
Los acérrimos críticos de este proceso bilateral advierten que la aspiración de Estados Unidos es crear una quintacolumna entre los jóvenes cubanos, como si fuera voluntad del gobierno de Cuba impedir el acceso a la información, y aducen: sería ingenuo pensar que Cuba quiere impedir el advenimiento de las telecomunicaciones siendo que este país tiene los más altos índices en educación y cultura.
Al respecto, los diplomáticos cubanos, entrevistados por periodistas del Club Primera Plana señalaron que en Cuba no existe condicionamiento al acceso al internet y a la tecnología de la información que ofrece el gobierno de EU. El reto está en que Internet es una plataforma muy positiva, es un mecanismo de influencia y penetración, pero no tiene gobernabilidad. Cuba aspira a un uso responsable de internet. Tenemos una población culta, educada que sacará partido a la parte positiva de internet pero una cosa si es cierta, las compañías de telecomunicaciones van a ir a hacer negocios a Cuba.
Para las personas de edad mayor en Cuba que acumulan vivencias y experiencias, la posibilidad de un acercamiento con Estados Unidos resulta muy delicado por todo lo que históricamente ha sucedido y que lleva a muchos a parafrasear al Che Guevara con aquello de que “al imperialismo ni un tantico así”
En la Habana, de cara al restablecimiento de relaciones diplomáticas, rotas en 1961, dos años después del triunfo de la revolución, que marcó un giro de la isla hacia el comunismo, el legendario líder cubano Fidel Castro rompió su silencio sobre la histórica reconciliación entre Estados Unidos y Cuba, para declarar que, aunque desconfía de su viejo enemigo, no rechaza los acuerdos para normalizar las relaciones entre ambos países.
“No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos”, dijo Castro, de 88 años y retirado del poder en 2006, en una carta leída en la televisión cubana y publicada íntegramente en el diario Granma.
México DF mayo de 2015