En un giro inesperado de los acontecimientos en Corea del Sur, el presidente Yoon Suk-yeol anunció que pondrá fin a la Ley Marcial que había decretado horas antes, luego de una oleada de protestas y la votación en la Asamblea Nacional que exigió su levantamiento. El presidente surcoreano aseguró que retirará a las tropas desplegadas para garantizar la ley marcial una vez que todos los miembros del Gobierno se reúnan, según informó la agencia Yonhap.
El anuncio de la imposición de la ley marcial causó conmoción en el país, generando manifestaciones ante el Parlamento en Seúl, donde centenares de ciudadanos se congregaron en protesta. Yoon defendió su decisión, afirmando que la ley marcial era necesaria para proteger el “orden constitucional” y acusó al principal partido opositor, el Partido Democrático (PD), de actividades “anti-estatales” y “pronorcoreanas”.
La medida fue tomada en un contexto de creciente tensión política tras la victoria del PD en las elecciones legislativas de abril, lo que ha dejado al presidente Yoon y su partido, el Partido del Poder Popular (PPP), en una situación política débil. La oposición aprobó recientemente un presupuesto para 2025 con recortes significativos y presentó mociones para destituir a altos funcionarios del Gobierno, lo que aumentó las tensiones.
La Asamblea Nacional, que tiene mayoría del Partido Democrático, aprobó en una sesión extraordinaria el levantamiento de la ley marcial con 190 votos a favor. De acuerdo con la Constitución surcoreana, la votación obligó al presidente Yoon a retirar la medida.
En un comunicado desde Washington, el portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Vedant Patel, expresó su esperanza de que la situación en Corea del Sur se resuelva “pacíficamente” y “de acuerdo con el estado de derecho”, respaldando la decisión de la Asamblea Nacional de levantar la ley marcial. Patel también indicó que Estados Unidos estaba siguiendo los desarrollos con “gran preocupación”, añadiendo que el Gobierno surcoreano no había informado previamente a Washington sobre la medida.
El final de la ley marcial marca un capítulo tenso en la política surcoreana, con un Gobierno debilitado que ahora enfrenta el desafío de restaurar la estabilidad política en medio de crecientes divisiones internas.