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Preside Sergio Obeso Rivera Misa Crismal

Superiberia

Orizaba.- En el marco de la Misa Crismal, este Martes Santo,  en la Catedral de San Miguel Arcángel, al menos 70 sacerdotes de la Diócesis de Orizaba renovaron sus promesas sacerdotales. Fue el Arzobispo Emérito de Xalapa, Sergio Obeso Rivera, quien presidió la eucaristía de mediodía y ahí los llamó a estar  en comunión, antes que sacerdotes son hermanos y están para servicio de sus hermanos.

Como hermano mayor, ante la carencia de Obispo, se dirigió a los sacerdotes recordando la forma en que han sido privilegiados con el llamado a esta vocación del sacerdocio ministerial, pero privilegiado -dijo- en la responsabilidad de servir a los demás.

“Si en algo nos distinguimos en la Iglesia del pueblo de Dios, es que nuestra vocación está especialmente vinculada al servicio del pueblo, toda esa participación especifica nuestra no tiene otra razón de ser que el servicio del pueblo de Dios”.

El Arzobispo pidió a la comunidad orar por sus sacerdotes y ahora al ser testigos de la renovación de estas promesas sacerdotales, a los presbíteros les reiteró que primero son hermanos, pertenecen a una Iglesia que es comunión, son hijos de Dios y por el mismo precepto deben cumplir la inmensa responsabilidad de un cargo que: “nos viene grande”, en referencia al sacerdocio heredado e instituido por Jesucristo.

Al renovar estas promesas sacerdotales se necesita siempre del apoyo del pueblo que ora por sus sacerdotes y así con la gracia de Dios poder realizar su ministerio sacerdotal.

El Arzobispo también pidió a la comunidad orar por quien pronto será designado Obispo de Orizaba. “Oren también por quien pronto será para nosotros el hermano mayor y padre que apaciente esta comunidad para que sea fiel al ministerio apostólico que será encomendado a  sus fuerzas y sea entre ustedes una imagen viva de Cristo sacerdote, Buen Pastor, maestro y servidor de todos”.

Y finalmente dirigió la oración para la renovación de promesas sacerdotales donde preguntó a los presbíteros si querían renovar aquel compromiso y  las promesas que hicieron el día de su ordenación ante su obispo y pueblo santo de Dios.

De igual modo renovaron su promesa de unirse más íntimamente a  Jesucristo, modelo de Su sacerdocio, renunciando a sí mismos y reafirmando los compromisos sagrados por amor a Cristo y servicio de la Iglesia.

También volvieron a prometer que quieren ser fieles dispensadores de los misterios de Dios por medio de la eucaristía y de las demás acciones litúrgicas así como cumplir fielmente con el sagrado oficio de enseñar, a ejemplo de Cristo, cabeza y pastor, no movidos por el deseo de los bienes terrenos sino impulsados solamente por el bien de sus hermanos.

 

Matilde De los Santos Parada

El Buen Tono 

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