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PRAGMATISMO

Superiberia

Por: Andrés Timoteo / columnista

Desde la semana pasada  corre el período para que los partidos políticos registren a sus aspirantes a una candidatura por las 212 Presidencias municipales. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) publicó el pasado 7 de febrero la convocatoria para la selección de candidatos a través del método “convención de delegados” y se espera que esta semana emita la misma para los municipios donde se aplicarán otros mecanismos. En 178 municipios, el PRI irá en coalición con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Sin embargo, en  un hecho histórico,  de todos los partidos políticos que están inmersos en este proceso de acopiar aspirantes, el que menos atracción genera es el Tricolor. Su expectativa de triunfo es bajísima debido al desprestigio que lo aqueja por tres lados, aunque todos tienen como eje conductor a la corrupción. Por un lado, el desastre financiero, social y humanitario que dejaron doce años de fidelidad –seis del innombrable y seis de Javier Duarte-.

Por otro lado, el rechazo masivo al desempeño del presidente Enrique Peña Nieto que actualmente es el mandatario peor calificado de la historia en México, su aceptación no llega al 12 por ciento, o sea nueve de cada diez mexicanos lo repudia. Y en tercer lugar están los malos resultados y escándalos de corrupción en los Gobiernos municipales. Eso hace que los estudiosos anticipen que el PRI tendrá un segundo desplome electoral, después del registrado en el 2016 cuando perdió la Gubernatura, y en este año a duras penas podrá asegurar el triunfo de unas 40 Alcaldías.

En el caso de la alianza conformada por los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), avanzan también el registro de aspirantes. El PAN dividió en tres etapas sus registros de precandidatos y a partir del jueves 16 de febrero corresponderá a la mayoría de municipios de la zona Centro presentar a los interesados en una nominación, entre ellos Córdoba, Orizaba, Huatusco y Fortín de las Flores.

En esa vorágine por el triunfo para el mes de junio, azuzada por los resultados del 2016, se dice que en muchos lugares se antepondrá  el pragmatismo electoral. ¿Qué es esto? Es la decisión de postular a personajes que siendo propios o ajenos de los partidos, arrastran un desprestigio personal que los hace impresentables ante la ciudadanía, pero aun así los apoyan porque tienen dinero para costear la campaña o representan poderes facticos, y eso puede hacerlos “ganadores”. También el pragmatismo electoral está presente cuando se hace negocio con las candidaturas -se venden-, aunque éstas no garanticen el triunfo.

Así por ejemplo, en ese pragmatismo los que dirigen al panismo cordobés han invitado a personajes como Marisol Arróniz o un exsíndico priista, a convertirse en candidatos de la alianza PAN-PRD. En Xalapa el PRD registró al empresario mueblero Nicanor Moreira, siempre ligado al tricolor y quien prácticamente comprará la candidatura. Moreira barajeó adquirir la postulación del PRI, de Morena y hasta una candidatura independiente y se decidió finalmente por la coalición azul-amarilla.

También en Xalapa está registrada la empresaria radiofónica Miriam Ferráez Centeno, cuya familia siempre ha estado ligada los Gobiernos priistas. En Alvarado se anotó  María Elizabeth Platas, esposa del alcalde Octavio Ruiz, y quien,  paradójicamente, fue candidata del PRI a la Diputación Local el año pasado. Ahora va por la alianza PAN-PRD que tanto escupió en el pasado proceso electoral. Y tanto el PAN como el Sol Azteca la apoyarán con tal de que la campaña sea costeada por el Ayuntamiento alvadareño.

Vaya asunto tan divertido. Habrá que ver al Gobernador acudir a levantarle la mano pese a que la señora Platas no se cansó de acusarlo de pederasta o si su antiguo rival, el ahora diputado Juan Manuel Unanue,  recorre con ella el Distrito aún cuando  hace meses lo llamaba “vicioso” y “apostados empedernido”. En Alvarado se dará una perla de pragmatismo a ultranza, pues los enemigos de ayer yacerán en un lecho conyugal llamado coalición “Contigo el cambio sigue”.  

Pero los que también romperán récord en eso de postular a impresentables son los partidos Movimiento Ciudadano (MC) y Movimiento Regeneración Nacional (Morena), con tres  “perlas negras”. El exgobernador cordobés Dante Delgado Rannauro, dueño del MC, otra vez sorprende a todos al pactar con el innombrable y rescatar el cascajo que desecha la fidelidad porque en Poza Rica llevará como candidato a Pablo Anaya, exsecretario de Salud en el sexenio pasado.

Anaya Rivera ya fue alcalde de esa localidad, Diputado Local y responsable de los Servicios de Salud durante el duartismo, y en este último desempeño se le ligó  directamente al desfalco financiero y al crimen de Lesa Humanidad que significó la aplicación de medicamentos falsos a pacientes enfermos de cáncer, entre ellos varios niños. Aun cuando está denunciado penalmente, Dante Delgado lo arropa y lo postula como abanderado municipal. ¿No es ser demasiado caradura?

El mismo caso es con el exDiputado Local, Eduardo Sánchez Macías, quien será candidato del MC al Ayuntamiento de Martínez de la Torre. El señor Sánchez Macías, emparentado con Antonio Sánchez Yaseguey, suegro de Javier Duarte, es propietario de una cadena de periódicos con la cual  hizo negocios fabulosos –léase: transas- durante el sexenio pasado y recibió cientos de millones de pesos del dinero estatal en contratos leoninos de publicidad, pese a que sus diarios ni siquiera se leían y circulaban escasamente.

Un ejemplo de ello fue el fallido Heraldo de Córdoba, inaugurado en marzo del 2014 y que solo duró unos cuantos meses, dejando embarcados hasta a sus reporteros, a quienes ni siquiera les pagaron la liquidación. Ah, pero lo que no saben es que en los siete meses que estuvo imprimiéndose el periódico se facturaron decenas de millones de pesos al Gobierno Estatal.  

En Morena la situación  es grave también en términos de ética y moral, pues está recibiendo alexpriistas y peor aún, a exfidelistas para nominarlos. El caso más emblemático es la adhesión del exDiputado Federal panista Rafael Acosta Croda, quien aspira ser candidato a la alcaldía de Veracruz. Sobrino del exgobernador Agustín Acosta Lagunes y con negocios siempre ligados a los Gobiernos priistas.  Acosta Croda inició carrera política en el PAN, después apoyó al PRI y ahora se va con Morena.

El tipo es todo un impresentable, aunque eso sí, está cargado de dinero y por eso le venderán la postulación municipal, según el mismo lo pregona entre sus allegados. En resumen, el tema del pragmatismo electoral está en todos los partidos y el tema da para alargar el análisis. Conforme se haga la totalidad de los registros de precandidaturas se dará cuenta del mismo en este espacio.

 

ARQUITECTOS DEL MIEDO

No es políticamente correcto que lo haya dicho a bocajarro, pero al Gobernador, le asiste la razón cuando califica de “ignorantes” a los periodistas –y sobre todo a algunos opinadores- que se han cebado sobre él por haber usado el término “percepción” en el tema de la inseguridad pública.  La percepción de inseguridad ha sido materia de estudios y mediciones para explicar el fenómeno creciente y encontrar soluciones a través de políticas públicas.

El investigador Carlos Vilalta, uno de los más avezados del tema en México, sostiene que la percepción de inseguridad es la perturbación angustiosa que una persona tiene de ser víctima de un delito, independientemente de la probabilidad de serlo.  Es decir, hay personas que aun cuando no han sufrido o no sufrirán ellas mismas un robo, secuestro, extorsión o agresión, se sienten inseguras y esa percepción afecta su calidad de vida.

La sensación de vivir inseguros, expuestos a ser víctimas, tampoco  surge de forma espontánea sino, en la mayoría de los casos, es consecuencia de un ambiente viciado que se tiene desde tiempo atrás. Un clima permanente de incidencia delictiva y complacencia de las autoridades, es el cimiento de la “arquitectura del miedo”; como la llama el sociólogo brasileño Henrique Inacio Thomé.  Y eso sucede en Veracruz, donde la gente se siente insegura porque desde hace doce años se le abrió la puerta a los grupos criminales y se paralizó los aparatos judicial y policiaco para dejarlos actuar.

Esa percepción se alimenta con los casos que se van presentando: un asalto bancario, aunque no sea cuantioso, un asesinato, un secuestro, una amenaza de extorsión, leer en la prensa que pasó algo o escuchar de un vecino o un amigo que fue víctima de los delincuentes.  Ojo, la percepción no es lo mismo que la ilusión, lo virtual o el maquillaje de la realidad distorsionada, sino que es un fenómeno existente, que tiene consecuencias al impactar en la calidad de vida de las personas y debe ser atendido por las autoridades.

En el caso de los periodistas que hoy manejan erróneamente el termino, se evidencia que no se documentan y con eso  abren  la rendija para  que los funcionarios públicos tengan la osadía de llamarlos “ignorantes” sin poderlos refutar. Sin embargo, muchos usaron el término de la “percepción” sobre la seguridad pública contra el Gobernador, con el fin de ‘golpear’ mediáticamente al panista y compararlo con su antecesor,  atribuyéndole un supuesto fracaso en el área como si ya, cuando apenas lleva dos meses y medio.

Algunos comunicadores lo hacen para descalificar directamente ya sea por consigna dictada desde las guaridas fidelistas o por nostalgia a esos viejos tiempos de bonanza para la prensa domesticada, pérdida por la que responsabilizan al gobernante panista.  Y he ahí una paradoja, los que utilizan el dicho yunista sobre la “percepción” de la inseguridad tienen como objetivo crear una “percepción” de fracaso en el nuevo Gobierno Estatal sobre ese asunto.

 Claro, lo anterior no significa que el Ejecutivo Estatal sea poseedor de la verdad. Sus tropiezos verbales en el tema son rechinantes: como eso  de que en Veracruz sólo se roban “una coca-cola y cien pesos”,  cuando hay una “ola” de asaltos con violencia, secuestros,  y un tiradero de cadáveres y fosas clandestinas  por todo el territorio estatal. Eso hay que decirlo y decirlo bien, con información documentada para no dar espacio a calificativos insolentes.

Por cierto, otros “arquitectos del miedo” en Veracruz son  los senadores priistas Héctor y José Yunes, quienes guardaron un silencio absoluto cuando reinaba el crimen durante la fidelidad y el duartismo, cuando decenas de jóvenes fueron desaparecidos, los empresarios extorsionados, las balaceras eran algo cotidiano  y la Policía servía como brazo ejecutor del crimen organizado, y además se robaban el dinero a carretadas, pero ahora se dicen espantados por lo que sucede.

Ambos exigen resultados al panista Yunes Linares cuando apenas lleva 75 días gobernando y califican de fracasada su Administración de menos de tres meses, pero durante doce años de fidelidad no vieron el baño de sangre sobre los veracruzanos y el latrocinio, sino  se dedicaron a servir de falderillos del innombrable y de su sucesor.

 Valiente par.

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