1. Pagaré más impuestos cuando Raúl Salinas regrese su fortuna mal habida al fisco.
2. Pagaré cuando la fortuna que Arturo Montiel hizo en el Poder, más de mil millones de pesos, sea incautada.
3. Pagaré cuando Humberto Moreira, el ex gobernador de Coahuila, devuelva al erario los 33 mil millones que desapareció, y sea encarcelado por las facturas falsificadas que presentó a la Secretaría de Hacienda.
4. Pagaré cuando cada burócrata de los primeros tres niveles de Gobierno no resulte un millonario al final de cada sexenio.
5. Pagaré cuando los políticos cesen el saqueo de la Patria y ellos mismos no estén exentos de pagar impuestos. Aristócratas en una República. Príncipes en una Democracia. Anomalías imperdonables. ¿Debemos nosotros llenar el erario para que ellos lo vacíen?
6. Pagaré cuando tampoco aparezcan en el paisaje mexicano caprichos inservibles. Muros solitarios y sin uso. Presas construidas con piedra calcárea, que succiona el agua. Bibliotecas magníficas en la era del libro digital. Museos vacíos que a nadie interesan. Hospitales sin medicamentos cruciales. Telesecundarias sin televisores. Más que caprichos, coartadas de cemento y piedra: obras inservibles construidas porque donde hay una obra pública hay la oportunidad del pillaje del gasto público.
7. Pagaré más impuestos cuando deje de ser el sello de pertenencia a la clase política esta máxima infame: “El respeto a la corrupción ajena es la paz”.
8. O esta otra: No mires el lodo de la corrupción en el partido político ajeno cuando el tuyo es un pantano.
9. Pagaré cuando la Izquierda renuncie a vivir como los multimillonarios de la Derecha. En sus mismas colonias, con sus mismos automóviles y la misma cantidad de servidumbre.
10. Pagaré más impuestos cuando Televisa y Cemex y Jumex y etcétera, paguen los impuestos que les corresponden.
11. Pagaré cuando pagar impuestos no sea bajar la cabeza como un cordero humillado. Cuando no sea pagar la cuota de la mansedumbre ante la injusticia. Cuando no signifique premiar a los ladrones de cuello blanco. Cuando pagar impuestos sea verdaderamente contribuir a la equidad en mi país.
12. Pagaré cuando Enrique Peña Nieto cumpla su primera promesa como presidente: crear el mecanismo para transparentar siempre y a toda hora las cuentas del Estado. Su Comisión contra la corrupción que se esfumó en el olvido.
13. Pagaré cuando pueda ir con confianza a una clínica del Seguro Social a curarme del hígado.
14. Pagaré cuando se me olvide que Doña Mariana entró en zapatos de plástico un lunes al Seguro Social enferma del páncreas y salió el domingo tiesa, muerta y descalza y directo al cementerio.
15. No, no es que espere un gobierno perfecto. Un gobierno impecable. Una clase política de santos. No. Para nada. Es que espero lo natural en una Democracia civilizada. Simplemente el cese del robo al erario de los burócratas y simplemente una eficacia moderada en su ejercicio de mis impuestos.
16. Y entonces pagaré más impuestos. Oh sí, me vestiré de corbata –o no, recordé que soy mujer: me vestiré en vestido Chanel y zapatos de tacón– e iré con aire de fiesta a pagar lo que me corresponde para el bienestar de mis prójimos y de mí misma y de esa persona de la gramática que eriza la piel cuando de cierto existe: la primera persona plural: Nosotros.
17. Pero antes, no pagaré más impuestos. Tal vez acate el consejo de mi médico y recurriré al trueque: algunas facturas no las haré: no declararé mis ingresos íntegros: cruzaré a la economía informal de la mano de una porción de la clase media.
18. No, no pagaré más impuestos antes de que todo esto suceda.
19. O al menos empiece a suceder.
Sabina Berman