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¿Por qué los perros persiguen a los gatos? La respuesta científica detrás de este comportamiento

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Si alguna vez te has preguntado por qué los perros parecen tener una obsesión por perseguir a los gatos, no estás solo. Este comportamiento es tan común que se ha convertido en un estereotipo, incluso se usa para describir a personas que no se llevan bien. Pero, ¿qué hay de cierto en esta persecución? Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hay una razón muy particular detrás de esta interacción, ¡y aquí te la contamos!

Instinto de caza: el origen de todo

De acuerdo con Norman Cortés Fernández de Arcipreste, académico de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM, la respuesta está en la herencia genética de los perros. Los canes descienden de los lobos, que son cazadores por naturaleza. Aunque los perros domésticos prefieren presas pequeñas, su instinto los impulsa a perseguir a cualquier animal que se mueva rápidamente, como los gatos.

Por otro lado, los gatos también tienen un fuerte instinto depredador, cazando animales pequeños, pero pueden ser presa de depredadores más grandes, como los mismos perros. Esta dualidad de ser depredadores y presas influye directamente en cómo interactúan con otras especies, especialmente con los caninos.

Persecución o juego

Aunque muchos perros persiguen a los gatos por instinto de caza, no siempre se trata de una amenaza seria. En muchos casos, los perros lo hacen simplemente por juego. El problema es que no todos los gatos disfrutan de la compañía de los perros. Mientras que algunos pueden ser más relajados y tolerantes, otros pueden reaccionar con miedo o agresividad, lo que intensifica la persecución.

El factor clave: los estímulos

El instinto de caza en los perros se activa por estímulos como el movimiento rápido y los sonidos. Cuando un gato corre o emite un maullido, el perro no puede evitar sentirse atraído, impulsado a seguirlo. Aunque los gatos domésticos no suelen devorar a sus presas, su instinto permanece latente. Por otro lado, los gatos ferales sí pueden cazar y consumir lo que persiguen.

Socialización temprana: la clave para una convivencia armoniosa

Aunque la persecución es natural en muchos casos, la convivencia pacífica entre perros y gatos es posible si se les introduce de manera adecuada. La socialización temprana en los perros es esencial. Durante las primeras semanas de vida (entre las 3 y 16 semanas), los cachorros deben ser expuestos a diferentes animales, incluidos los gatos, para reducir su instinto de caza en la edad adulta. Sin embargo, esto no siempre es posible cuando se introducen animales adultos en el hogar.

Si planeas introducir un gato a un hogar con un perro adulto, el proceso debe ser gradual. Los gatos pueden sentirse intimidados, y los perros pueden emocionar demasiado. La mejor forma de hacerlo es con el gato en una transportadora y el perro a una distancia segura. Recompensar la calma de ambos ayudará a disminuir el estrés. Con el tiempo, si ambos animales se sienten cómodos, puedes permitir un contacto directo, siempre con supervisión y utilizando una correa en el perro.

Este proceso puede tardar desde unos días hasta varias semanas, y no siempre garantiza que ambos animales se lleven bien. Es importante asegurarte de que el gato tenga un lugar seguro al que pueda retirarse si siente miedo. La paciencia es esencial para una integración exitosa.

Conclusión

Aunque la idea de que los perros persiguen a los gatos es un comportamiento comúnmente asociado con el caos y la animosidad, en realidad, tiene raíces biológicas y de instinto. Con un poco de paciencia y un enfoque gradual, es posible que estos dos animales tan diferentes aprendan a convivir en armonía. La socialización temprana y el entendimiento de sus instintos pueden marcar la diferencia entre una relación de persecución y una convivencia pacífica.

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