
Cada vez que el mundo observa expectante la elección de un nuevo papa, una de las primeras preguntas que surge es: ¿qué nombre elegirá? Más allá de la curiosidad, este gesto es una tradición profundamente simbólica que ha acompañado a los pontífices durante siglos.
Un acto de transformación espiritual
El cambio de nombre no es una norma obligatoria, pero sí una costumbre cargada de significado. Inspirada en las Escrituras, donde figuras como Abram se convierte en Abraham o Saulo en Pablo al recibir una nueva misión divina, esta práctica simboliza un renacimiento espiritual y un nuevo compromiso pastoral.
La tradición comenzó formalmente en el año 533, cuando el papa Juan II —nacido como Mercurius— decidió no gobernar la Iglesia bajo un nombre pagano, el del dios romano Mercurio. Optó por un nombre cristiano, marcando el inicio de una práctica que con el tiempo se consolidó.
¿Cómo elige su nombre un nuevo papa?
Tras ser elegido en el cónclave, el nuevo papa es interrogado con una sencilla pero trascendental pregunta: “¿Con qué nombre deseas ser llamado?”. Esta decisión personal es la primera gran declaración de intenciones del pontífice recién electo.
Por ejemplo, el actual papa Francisco eligió su nombre en honor a San Francisco de Asís, reflejando su compromiso con los pobres, la humildad y el cuidado de la creación. Otros pontífices han optado por rendir homenaje a santos o papas anteriores cuyos valores desean emular.
El anuncio oficial del nombre papal se hace desde el balcón de la Basílica de San Pedro, con la célebre frase “Habemus Papam”, seguida del nombre de nacimiento del nuevo papa y el nombre que ha adoptado.
Un respeto que trasciende los siglos
Curiosamente, ningún papa ha elegido el nombre de Pedro II, por respeto a San Pedro, considerado el primer pontífice y pilar de la Iglesia. Tomar su nombre se percibiría como una falta de humildad y una comparación directa con el apóstol.
¿Cuáles son los nombres más comunes entre los papas?
A lo largo de la historia, ciertos nombres han sido preferidos por los sucesores de San Pedro:
- Juan: elegido por 23 papas, en honor a San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
- Gregorio: utilizado por 16 pontífices, destacando a San Gregorio Magno.
- Benedicto: también con 16 papas, inspirado en San Benito de Nursia.
- Clemente: nombre de 14 pontífices, en alusión a San Clemente I.
- Inocencio: adoptado por 13 papas, evocando pureza y justicia.
Más que un nombre: una misión
El nombre que elige un papa no solo lo acompañará durante su pontificado, sino que también es un mensaje simbólico sobre su visión, valores y prioridades como líder de la Iglesia Católica. Así, cada nuevo nombre marca un nuevo capítulo en la historia del Vaticano y de millones de fieles alrededor del mundo
