Eduardo Calixto, titular y jefe del Departamento de Neurobiología de la división de investigaciones en Neurología del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, señala que es suficiente ocho segundos para determinar que una persona nos cae bien.
Para el experto esto se debe a que en sólo 300 milisegundos, (medio segundo) la imagen del individuo queda grabada en nuestro lóbulo frontal, el cual durante ocho segundos analiza los rasgos que de acuerdo a nuestra memoria, neuronas espejo y conocimiento determinan si es agradable o no.
De acuerdo con Eduardo Calixto, este proceso se le denomina “Neurología Empática”, y está compuesto esencialmente por neuronas (especialmente las neuronas espejo) que se encargan de generar, expresar e interpretar las emociones propias y la de los demás.
Sin embargo, existen mecanismos que las estimulan y definen si una persona nos es simpática o no. ¡Descubre cuáles son!
1. Risa. Es la iniciación al proceso de empatía. Ésta se presenta después del tercer mes de vida y es el primer contacto para integrarnos a una sociedad.
2. Tono de voz. Evaluamos la manera en la que nos dice las cosas, el énfasis de las palabras. La interpretación de ellas nos permite establecer si estamos de acuerdo con una persona o va ser desagradable para nosotros.
En este punto, las mujeres hacen una interpretación más acertada, pero más caótica. Algo muy diferente en el caso de los hombres que es rápido y poco correcta.
3. Memoria. Ésta surge de la experiencia, y nos indica a base de rasgos y tono de voz lo que podemos esperar de la persona recién conocida, ya que recurrimos a los recuerdos para saberlo.
Para Calixto hay otro factor que determina por qué nos cae bien una persona o no: la proteína Complejo Mayor de Histocompatibilidad. Ésta es la encargada, a través del sistema inmunológico, de interpretar la compatibilidad genética.
Las mujeres son las únicas que pueden distinguirla, por ello en ocasiones, tienden a rechazar a otras mujeres o varones, ya que esta proteína indica que no hay compatibilidad genética.
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