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¿Podrá votar un cardenal condenado? El caso Becciu reaviva la polémica en el Vaticano

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A pocos meses de una posible sucesión papal, el nombre del cardenal Giovanni Angelo Becciu vuelve a ocupar titulares. Condenado en primera instancia por malversación de fondos, apartado de sus funciones en 2020 por el Papa Francisco, y sin embargo, todavía con derechos plenos como elector en el próximo cónclave. ¿Cómo es posible?

Según el medio italiano Affaritaliani, Becciu sí podrá participar y votar en la elección del próximo pontífice. La información surge tras una discusión reciente entre el cardenal y otros miembros del Colegio Cardenalicio, en la que quedó claro que no existe ningún impedimento legal ni eclesiástico para su participación. Aunque el Vaticano aún no ha emitido una confirmación oficial, podría hacerlo en los próximos días.

El detalle legal que marca la diferencia

Aunque en 2020 Becciu renunció a su cargo como prefecto y a ciertos privilegios, nunca fue formalmente destituido como cardenal. De acuerdo al derecho canónico, solo el Papa puede remover ese título, y eso nunca ocurrió. De hecho, el propio Francisco permitió su asistencia a actos oficiales como consistorios y celebraciones litúrgicas, lo que refuerza su estatus activo.

El profesor Paolo Cavana, experto en derecho canónico, ha subrayado que la renuncia de Becciu solo abarcó privilegios administrativos, no su capacidad de votar en un cónclave. Además, la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis es clara: ningún cardenal puede ser excluido de la elección papal, sin importar su situación judicial.

Un voto polémico, pero legal

Con Becciu incluido, el número de cardenales electores asciende a 136, de los cuales al menos 92 deben coincidir en su elección para que se proclame un nuevo Papa. Y aunque pesa sobre él una condena de cinco años y seis meses por delitos económicos, la sentencia aún no es firme y se encuentra en proceso de apelación.

En el Vaticano rige también el principio de presunción de inocencia. Así, no hay base legal para impedir su derecho a voto. El tribunal que lo juzgó no tiene competencia sobre su estatus espiritual; eso recae únicamente en el Santo Padre.

Un precedente incómodo para la Iglesia

Permitir su participación evita un conflicto jurídico y eclesiástico aún mayor. Negarle ese derecho podría incluso afectar la legitimidad del cónclave, según lo estipulado en los tratados de Letrán, que garantizan la libertad de los cardenales durante la Sede Vacante.

Becciu, con todo y su proceso judicial en marcha, se perfila como un actor clave —y polémico— en la elección del próximo Papa. El caso abre una grieta en el debate sobre justicia, perdón y poder dentro del Vaticano. ¿Debe un cardenal condenado seguir teniendo voz en el futuro de la Iglesia? La respuesta, por ahora, parece ser sí.

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