Mientras las jacarandas nos brindan su maravilloso canto primaveral, en el horizonte nacional hay nubarrones. Buenas noticias hay, por ejemplo, el anuncio de la creación de una Procuraduría de Salud. La secretaria Mercedes Juan ha logrado acreditar seriedad y profesionalismo. Se trata de una respuesta institucional para que el derecho a una atención de calidad y a tiempo deje de ser letra muerta. También están allí las alentadoras cifras del sector turismo o el bono en libras a cien años. Y qué decir del anuncio, por parte de la SEP y el SNTE, de ir a una negociación salarial única que acabe con la perversa danza entre la Federación y las entidades. La creación de la fiscalía especializada en delitos relacionados con hechos de corrupción es un paso muy significativo.
Pero, a la par, se ratifican áreas de putrefacción. El escándalo de Oceanografía desnuda una red de colusión de intereses cuya trama supera cualquier imaginería. Por si fuera poco, el PAN, que llegó al poder invocando la pureza de sus militantes, amenaza con dejar la negociación de la ley secundaria en materia de energía que urge al país. La Línea 12 del Metro capitalino se convierte en una vergüenza nacional. Cómo explicar que después de casi medio siglo de experiencias exitosas que han merecido reconocimientos internacionales, ahora resulta que las vías y los carros no casan. Casualmente los escándalos se suscitan durante el triste espectáculo de las elecciones internas del PAN y del PRD. Agréguese una economía que no termina por dar señales consistentes de recuperación. La actividad industrial en enero fue de 0.7%, a la manufactura le fue mejor, pero la confianza del consumidor no reacciona, tampoco la de los inversionistas y, como bien comenta Pedro Alonso en las páginas de Excélsior, la caída de 12% del IPC en lo que va del año es un mensaje muy claro de cómo andan los ánimos.
Pero la nota más preocupante la dio Oaxaca. Si bien fueron tres las entidades que no cumplieron con el plazo para armonizar sus leyes locales con el artículo tercero constitucional y las nuevas leyes secundarias y los desmanes de la CNTE regresaron a otras entidades como Guerrero, Chiapas y Michoacán, hay diferencias. En Baja California Sur y Sinaloa la discusión está pendiente. Pero en Oaxaca el asunto cobró una dimensión descomunal, en los hechos se encamina a una emboscada. El plazo para cumplir con el mandato constitucional fue de seis meses, suficiente. La gran mayoría de las entidades cumplió. En Oaxaca, justo en la víspera del término de ley, el gobernador Cué firmó un acuerdo con el Congreso local y -lo increíble- ¡con la Sección 22! En el desplegado oficial se invoca “el derecho soberano del pueblo de Oaxaca para fortalecer, actualizar y hacer más eficientes las leyes de orden estatal”. Suena bien, pero el párrafo continúa “…ciñendo su contenido a las particularidades que subyacen en el territorio oaxaqueño, a los anhelos de inclusión de nuestras comunidades indígenas, a nuestras lenguas maternas y a nuestros saberes comunitarios”. A la par, se anuncia la organización de 37 foros de consulta pública como un ejercicio de “democracia participativa”. Parece de avanzada, pero…
Las preguntas avasallan. Por qué no organizaron los foros antes para cumplir en tiempo y forma con el mandato constitucional. Por qué se sobrepone un pacto local a las leyes federales. Por qué se negocian los contenidos educativos. Por qué se pacta con el sujeto regulado, es decir, con los maestros, en este caso la Sección 22. Por qué se ponen en el mismo nivel el Ejecutivo local, el Congreso local y la sección sindical. Por qué no se reconoce el rico contenido del artículo segundo constitucional relativo a los pueblos indígenas y sus lenguas, detrás del cual hubo una muy compleja discusión. Por qué se invocan los anhelos de inclusión comunitaria, muy válidos, pero ya reconocidos en la Constitución, que nada tienen que ver con un ordenamiento básicamente laboral. Por qué se invocan los “saberes comunitarios” como una fuente alterna de contenidos que no empatan con el proyecto educativo nacional.
Acaso las matemáticas son diferentes en Oaxaca. Acaso la enseñanza del español no abraza a ese estado. Acaso los maestros de Oaxaca no deben ser evaluados como en el resto de la República. Acaso los ordenamientos laborales, tabuladores, asistencia a clases, horas pizarrón y puntualidad del magisterio deberán ser diferentes allí. Por cierto, ¿estarán abiertos los foros a todas las corrientes, incluida la Sección 59 o hay vetos negociados? Dejémonos de ambages y circunloquios, el gobierno estatal se entregó a la Coordinadora. Probablemente proceda una controversia constitucional. Paradoja: los mismos partidos que conformaron la coalición que logró la alternancia en Oaxaca, también aprobaron la Reforma Educativa. Muchos pensamos que con la alternancia y la llegada de Gabino Cué al poder daba inicio el ansiado rescate de esa entidad. Hoy queda claro que el gobernador está maniatado. Pobre Oaxaca, tan necesitada de buena educación.