AGENCIA
Texcapilla, Estado de México.- A un año del despliegue de fuerzas de seguridad en esta localidad, los pobladores de Texcapilla siguen enfrentando las secuelas del control que ejerció la Familia Michoacana, particularmente a través del cobro de “narcoimpuestos”. Aunque la presencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional (GN) y la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM) ha logrado disminuir los niveles de violencia, la economía local continúa afectada.
El alza en los precios de productos básicos como el pollo, el huevo y las tortillas ilustra el impacto persistente de esta organización criminal. Los comerciantes de Texcapilla deben abastecerse en comunidades vecinas aún controladas por la Familia Michoacana, donde enfrentan el pago de impuestos ilegales.
El pollo, que solía costar 40 pesos por kilo, ahora oscila entre 100 y 120 pesos; el huevo pasó de 25 a 55 pesos; y el kilo de tortillas, de 16 a 28 pesos. “Bajó muy poco, de 150 ahora está en 120 o 100 pesos”, comentó un habitante en referencia al precio del pollo.
Desde 2023, las fuerzas de seguridad han mantenido operativos en accesos, carreteras y puntos clave de Texcapilla, como las canchas de fútbol, donde el año pasado se registró un enfrentamiento entre la Familia Michoacana y autoridades. Esto ha permitido recuperar cierta tranquilidad, reflejada en la eliminación de los cobros de “derecho de piso” que, en su momento, alcanzaban hasta los 40 mil pesos para quienes intentaban emigrar a Estados Unidos.
Sin embargo, los habitantes advierten que el control criminal no ha desaparecido por completo. Los testimonios indican que la organización aún mantiene presencia en comunidades cercanas y operativos en caminos, lo que limita la movilidad de los pobladores. Muchos prefieren permanecer en Texcapilla para evitar extorsiones o agresiones.
Pobladores señalan que los precios inflados no son responsabilidad de los comerciantes locales, sino una consecuencia de las condiciones impuestas por la Familia Michoacana en otras regiones. “Tenemos que entender que, quien vende el pollo -a lo mejor ya no está la maña metida aquí- pero de donde lo traen, sí”, relató un vecino.
El panorama en Texcapilla refleja el impacto profundo de la estructura económica y social impuesta por el crimen organizado. Aunque las fuerzas de seguridad han logrado reducir la violencia directa, los efectos colaterales persisten, y la comunidad sigue preocupada por el control que la Familia Michoacana ejerce en las inmediaciones.
La situación plantea un desafío complejo: garantizar que las mejoras en seguridad se traduzcan en un verdadero alivio económico y social para los habitantes, quienes aún viven bajo la sombra de la influencia criminal.
La delincuencia les pide a los productores de huevo 60 pesos por cada caja de huevo que venden, lo que se traduce en que los consumidores pagan 3 pesos más por kilo de huevo, solo para mantener a los delincuentes. Y así sucesivamente, con otros productos, ¡ya basta que les quieran ver la cara a los mexicanos! Ya están hartos de la corrupción, violencia, mentiras y engaños.
Para todos aquellos que no entendían la relación entre el costo de vida y el derecho de piso.
Se llama ICO (Impuesto del Crimen Organizado). Y no llega a tesorería de la federación, sino que se va directo a los sobres amarillos que apoyan el movimiento.