La ciudad de Acapulco, Guerrero, se encuentra sumida en una desesperada situación, ya que los pobladores claman por suministros básicos como agua, comida y gasolina después de la devastación causada por el huracán “Otis”.
La escasez de apoyo en el área de Renacimiento, uno de los accesos al municipio, ha llevado al recrudecimiento de saqueos en bodegas de alimentos. Decenas de personas irrumpieron en la planta de La Costeña para tomar miles de latas de productos diversos, incluso frente a la presencia de militares que estaban llevando a cabo labores de limpieza de escombros.
La falta de alimentos es solo un aspecto de la desesperación en Acapulco, ya que aproximadamente el 90% del municipio carece de agua y electricidad, y la señal telefónica también es un problema para los habitantes.
En medio de estas condiciones críticas, los residentes buscan abastecerse de gasolina para abandonar la ciudad. Sin embargo, la escasez de combustible ha llevado a largas filas y enfrentamientos entre las personas en las estaciones de servicio. Aproximadamente 3,000 vehículos están varados en Acapulco debido a la falta de gasolina, lo que ha llevado a muchas personas a caminar como única opción de transporte, ya que el servicio de transporte público está paralizado.
Mientras tanto, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha tomado el control de la ayuda, tanto pública como privada, que se envía a Acapulco. El general Luis Cresencio Sandoval, titular de la Sedena, anunció que los suministros solo podrán ingresar a la zona afectada en vehículos militares. Toda la ayuda proporcionada por particulares, gobiernos estatales, organizaciones civiles y empresas privadas será recopilada en un centro de acopio en la ciudad de Chilpancingo, donde se organizará y cargará en camiones militares antes de ser distribuida en Acapulco.
La situación en Acapulco es crítica y requiere una respuesta urgente para abordar las necesidades básicas de los residentes afectados por el huracán “Otis”.