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PLEITOS DE CHAIROS

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo  /  columnista

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que es el partido político mejor posicionado del País y cuyo fundador y dirigente, Andrés Manuel López Obrador se mantiene liderando las encuestas rumbo a la elección presidencial de 2018, está a punto del cisma. El pasado 24 de agosto se dieron a conocer los resultados de la encuesta que se realizó para seleccionar a quien será el candidato al Gobierno de la Ciudad de México -cargo que también se renueva el año venidero- y la ganadora fue Claudia Sheinbaum Pardo, actual delegada en Tlalpan.

Ella salió en primer lugar de las mediciones, seguida por Martín Batres, actual dirigente de Morena en la capital del País, mientras que en tercer lugar quedó el delegado en Cuauhtémoc y exgobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, y al último el senador Mario Delgado. Sin embargo, Monreal ha iniciado una especie de revuelta interna para desacreditar dicho sondeo y denuncia parcialidad y “dedazo” de López Obrador hacia su compañera delegada.

Y el tipo es de cuidado porque ha sido siempre una veleta política que gira conforme sus intereses. Fue priista, de la misma camada y con las mismas mañas del innombrable, pero en 1998 renunció al tricolor porque no le dieron la candidatura al Gobierno de Zacatecas.  Se fue al PRD y se ganó los comicios. Después brincó al PT, coqueteó con Convergencia -hoy PMC- y luego en Morena.

 Ahora se especula que está en negociaciones con el Sol Azteca y el Gobierno Federal para traicionar a Morena y convertirse en candidato de la eventual alianza PAN-PRD, para impedir que el partido de Andrés Manuel López Obrador gane la Jefatura de Gobierno.

Entonces,  los llamados ‘chairos’ están al borde de la crisis y el zacatecano Monreal -por cierto, muy amigo del innombrable de Veracruz- sería la puntilla para fracturar a Morena y así cerrarle el paso a López Obrador en la carrera presidencial. No hay que olvidar que el Gobierno de la Ciudad de México es la puerta más grande para Los Pinos por la cifra de votos y la influencia política.

Por eso último, la disputa de la Jefatura de Gobierno en la Ciudad de México no es cosa menor ni ajena para el resto del País. El personaje que gane los comicios capitalinos automáticamente entrará a la carrera presidencial de 2024 por la proyección que le dará el cargo. Es decir, se convertirá en uno de los políticos más poderosos e influyentes del mundo, ya que gobernará la tercera ciudad más poblada del planeta.

 Todas las mediciones demoscópicas anticipan que Morena tiene una amplia posibilidad de victoria en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Así, Claudia Sheinbaum -si es postulada formalmente y logran superar el cisma interno- sería la segunda mujer que gobierne esa urbe. Ya lo hizo Rosario Robles cuando era perredista y se convirtió en mandataria entre 1999 y el 2000, luego de que Cuauh-témoc Cárdenas pidió licencia para contender en los comicios presidenciales del año 2000.

Pero Sheinbaum no es Rosario Robles -afortunadamente- quien sacó el cobre, se emborrachó de poder y terminó de falderillo con el PRI. Descendiente de judíos, Claudia Sheinbaum es una mujer inteligente -es científica por la UNAM- y a la vez tiene una trayectoria política brillante en la oposición. Su único lado flaco es el marido, Carlos Imaz, quien fue uno de los exhibidos en el 2004, cuando era delegado de Tlalpan y fue grabado recibiendo dinero del empresario argentino Carlos Ahumada -pareja de Robles-. De ahí en fuera la carrera de Sheinbaum es impecable.

 Ella podría ser quien abra la puerta de Los Pinos a las mujeres. Comenzará a construir su ruta presidencial en el momento que rinda protesta como jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y a la vez, por su perfil y circunstancias del País, sería también la primera candidatura femenina con posibilidades reales para ganar los comicios presidenciales. Las candidaturas de Josefina Vázquez Mota (2012), Cecilia Soto (1994) y Patricia Mercado (2005) fueron anecdóticas.

 Y las postulaciones de doña Rosario Ibarra (1982 y 1988) y Marcela Lombardo (1994) aunque tenían una fuerza moral enorme y ambas representaban lo mejor de las causas de izquierda y de las exigencias democráticas, no tuvieron posibilidades de triunfo no sólo porque eran dos personajes sumamente incómodas para el sistema -por el legado histórico y el activismo que portaban- sino porque en el tiempo que les tocó participar, la misoginia ahogaba toda oportunidad en el quehacer político. Guardando la mesura, pero leyendo las posibilidades políticas, ayer pudo haberse definido a la próxima jefa de Gobierno en el altiplano y también una futura Presidenta de la República

 

EL PSICÓPATA

Un caso para despertar la terca memoria. El maestro rural Leovigildo Ciau Medina fue secuestrado el 10 de diciembre de 2001, cuando salía de la escuela primaria Benito Juárez, de Juan Díaz Covarrubias, donde era director y también impartía clases. Era también regidor del Ayuntamiento de Hueyapan de Ocampo y tenía un enfrentamiento político con el entonces alcalde, Gaspar Gómez Jiménez. Nadie pudo dar con su paradero sino hasta diez meses después, en octubre de 2002, cuando fueron localizados sus restos en una fosa clandestina.

 Sin embargo, todo el pueblo sabía quién había sido el responsable. Señalaban al alcalde Gómez Jiménez y mencionaban otro nombre o más bien apodo: El “Charro Negro”. Era Antonio Hernández Alarcón, un sicario que aterrorizaba la zona y era protegido de Gómez Jiménez. El “Charro Negro” fue detenido en Tabasco en el 2002. También se aprehendió a otros tres matones, quienes confesaron que al Regidor lo asesinaron de un balazo el mismo día de su plagio. Empero, apenas duraron algunos meses en prisión pues fueron liberados debido a que argumentaron que  se habían incriminado bajo tortura.

 Por su lado, Gómez Jiménez enfrentó un juicio de desafuero solicitado por el procurador alemanista, Pericles Namorado Urrutia, aunque el trámite no prosperó porque el alcalde negoció impunidad con los que controlaban la 59 Legislatura. ¿Quién presidía el Congreso Local en ese tiempo? Un experto en retorcer la Ley y proteger a delincuentes: Amadeo Flores Espinosa, entonces diputado por el Distrito de Huatusco.

 Flores Espinosa y otros pillos más en el Congreso Local impidieron el desafuero del edil, entre ellos Carlos Mora Domínguez, Balfrén González Montalvo, Francisco Montes de Oca, Jorge González Azamar, José Luis Salas Torres, Marcelo Ramírez, Miguel Ángel Díaz Pedroza y Natalio Arrieta. Así, el Alcalde terminó su período edilicio sin pagar por el crimen de Ciau Medina.

 No se le volvió a molestar porque también negoció impunidad con el innombrable, quien llegó a la Gubernatura en el 2004. El pacto entre Gómez Jiménez y el impresentable exgobernante se selló con la candidatura de su hermano, Miguel Ángel Gómez por el Partido Revolucionario Veracruzano (PRV) una de las creaciones del innombrable para los comicios de ese mismo 2004. Gaspar Gómez pretendía heredar el cargo a su hermano, pero fue castigado en las urnas por los votantes de Hueyapan de Ocampo.

 En el 2002, unos reporteros se trasladaron a Juan Díaz Covarrubias, para entrevistar a Gómez Jiménez, pues allí tenía su residencia. El Edil aceptó dar su versión sobre los señalamientos que le atribuían la autoría intelectual del homicidio de Ciau Medina. El encuentro resultó una parodia, pues el edil pretendió mostrarse ‘humano’ como los periodistas y les abrió la puerta de su casa.  Allí tenía un cuarto dedicado a su colección de trofeos, medallas y fotografías de sus caballos de carreras, a los que es fanático.

 En los animales invertía -según lo presumió- “millones de pesos” y en algunos casos había viajado hasta Estados Unidos para comprarlos. El espacio era como una suerte de altar ecuestre, sólo le faltaban las veladoras encendidas. Y el espectáculo fue revelador -además de patético- de su personalidad bipolar y agresiva. Por ejemplo, juraba que era un tipo “sano y deportista”, que no ingería alcohol ni drogas, pero casi inmediatamente dijo a los reporteros, casi saltando de alegría: “¡Miren aquí en esta fotografía estoy bien ‘pedo’ festejando que mi caballo ganó la carrera!”.

Gómez aseguró que era incapaz de hacerle daño a un ser humano, que no había mandado a matar al regidor Ciau Medina pese a que tenían “algunas diferencias” y que no lo pudo hacer porque era tan “sensible” ante el dolor ajeno que hasta lloraba cuando un caballo, una vaca o un burro morían. “Eso sí no lo aguanto, se me salen las lágrimas” sostuvo, pero instantes después lanzó sin tapujos: “pero si un perro se me atraviesa en la carretera, ¡sí me lo chingo con la camioneta o de un escopetazo!”. 

Vaya locura, y por supuesto que esas contradicciones que rayaban en lo chusco provocaron carcajadas de los reporteros durante el resto del día -claro, se rieron hasta el cansancio cuando retornaban de Hueyapan de Ocampo, pues si lo hubieran hecho frente al esquizofrénico munícipe seguramente hubieran corrido la misma suerte del regidor Leovigildo Ciau Medina-. Ese es Gaspar Gómez Jiménez y el periodista Cándido Ríos no se equivocó al atribuirle un sobrenombre ligado a una perturbación mental: “El psicópata”.

Ríos Vázquez lo padeció directamente porque no sólo fueron amenazas las que recibió de Gómez Jiménez sino agresiones físicas. En varias ocasiones lo mandó a golpear con sus gorilas, hizo que lo encarcelaran y tenía atemorizada a toda su familia. ¿Dónde está Gaspar Gómez Jiménez? Desde el día que atacaron al reportero se fue del municipio y hay quienes aseguran que también del Estado. Huye porque sabe su pecado. ¿Y la Fiscalía del Estado no lo ha buscado? No, el crimen del periodista no es prioridad, según parece.

Por cierto, el caso de Gaspar Gómez Jiménez no es el único en la historia reciente de Veracruz porque hay otros dos asombrosamente parecidos: el del  también dos veces alcalde de Las Choapas, Renato Tronco Gómez, acusado de ordenar la muerte del regidor Alfredo Pérez Juárez en el 2006, y el de Basilio Picazo Pérez, exalcalde de Coyutla, autor intelectual del homicidio del exsíndico Miguel Alonso Vázquez. Las similitudes son inauditas: Ninguno pisó la cárcel. Renato Tronco y Gaspar Gómez no fueron desaforados en su momento y ambos volvieron a ser alcaldes -por el PRI- de sus municipios.

Los tres tienen aficiones ligadas a los espectáculos con animales -Tronco y Gómez por los caballos y Picazo por los gallos de pelea- y el factor más constante es -¡oh sorpresa!- su relación con el innombrable, siempre ligado a todo lo sucio y lo maligno. La fidelidad los protegió  y los tres terminaron militando en el PVEM, que es controlado por el impresentable.

Hoy, Basilio es diputado local por el PVEM, Tronco está prófugo, pero el año pasado quiso ser candidato independiente a la Gubernatura -para restarle votos al panista Miguel Ángel Yunes- y Gómez en este 2017 contendió por tercera ocasión en pos de la alcaldía de Hueyapan por el PVEM. Afortunadamente perdió.

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