Indudablemente que quien se sentía intocable por algún medio de comunicación, desde luego por los acuerdos económicos pactados con periódicos coludidos y estaciones de radio, le permitían tomar decisiones que serían incuestionables por “dichos medios”. Sin embargo, el nacimiento del periódico “El Buen Tono” deja al descubierto la tan anunciada honestidad con aires de gran señor de Francisco Portilla Bonilla, y le pone el sombrero de la deshonestidad y abuso de poder, para lograr acuerdos en lo oscurito sin tener que rendir cuentas a nadie.
Portilla dos veces alcalde, diputado y sub secretario de gobierno, ahora candidato perdedor de los recientes comicios. Paco Portilla -el alcahuete de Lavín-; conocido por sus pagos a compromisos de campaña y sus “sociedades” como funcionario para tener más “entradas”, considerado un funcionario de extracción humilde, originario de Tierra Blanca, vemos que ha acumulado mucho dinero a través de los años como notario, y servidor público, siempre al servicio de la elite empresarial de Veracruz, cayó a los pies de la corruptela y malversación de informar veraz y vorazmente, ha violado y ultrajado la confianza de los ciudadanos que votaban por él, todo esto le costó muy caro al PRI.
“El Buen Tono” lo sacó del anonimato de mentiras y tráficos de influencias, favoreciendo a empresarios locales que le hacen mancuerna en sus triquiñuelas, Portilla, el que nunca trabajó con transparencia, que se negó siempre a dar a conocer la nómina con los nombres de los empleados del Ayuntamiento, nómina que debe haber estado llena de aviadores y hasta muertos, cobrando el dinero recaudado de los impuestos de los cordobeses, licitaciones amañadas con empresas de su muy especial “elección” con intereses personales.
El domingo pasado a este político Córdoba le cobró la factura y así se vio reflejado en la votación. ¡A tu casa alcahuete de Lavín, a trabajar para ganar dinero y dejar de ser de una vez por todas el eterno funcionario brinca puestos!