Washington.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió al Gobierno de Alemania “no asumir siempre lo peor” y conceder a su Gobierno “el beneficio de la duda” en lo relativo al espionaje de sus agencias de inteligencia, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, se mostró menos crítica al respecto que en el pasado.
En una conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, los dos líderes hablaron sobre las tensiones latentes en la relación bilateral por las revelaciones en 2013 del exanalista Edward Snowden sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de EU (NSA), que presuntamente afectó a las conversaciones
personales de Merkel.
Obama dijo admitir “la sensibilidad” especial de Alemania sobre este asunto, “dada su historia”, pero pidió a ese país “reconocer que Estados Unidos ha estado siempre al frente de la promoción de
las libertades civiles”.
Recordó que su Gobierno ha impuesto reformas “sin precedentes” a la actividad de espionaje estadounidense, incluido el anuncio, la semana pasada, de nuevos límites al uso de la información sobre nacionales y extranjeros que recopila la NSA.
No obstante, afirmó que hay “áreas complicadas” donde es necesario mantener las atribuciones de las agencias de inteligencia, por ejemplo “para seguir la pista a una red que esté planeando desplegar ataques en Nueva York, Berlín o París, y que se comunique fundamentalmente en el ciberespacio”.
Merkel, por su parte, se mostró menos irritada respecto al asunto que en otras ocasiones, y destacó el potencial del “ciberdiálogo” bilateral que Obama y ella acordaron abrir el año pasado para solventar
sus diferencias
La revelación en 2013 de que un teléfono móvil de Merkel fue intervenido por la NSA entre 2002 y 2012 irritó tremendamente al Gobierno alemán, que llegó a amenazar a Estados Unidos con la expulsión de diplomáticos y más tarde trató sin éxito de convencer a Washington de firmar un tratado de no espionaje mutuo.
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