Aún no termina una, cuando empieza la otra.
Con un capital duro que alcanza el millón de votos reales, una militancia derrotada y decepcionada, pero ávida de recuperarse y un PRI por reestructurarse echando al cesto de la historia a los corruptos y quienes han desprestigiado a ese partido empezando por Javier Duarte, José Francisco Yunes Zorrilla se apresta al relevo gubernamental.
El proyecto de los ocho años perdió vigencia con la derrota de Héctor Yunes Landa, pero el de seis entra de cara a una lucha presidencial, en donde el propio centro de la República, empujando a Pepe, buscará recobrar la plaza.
Es de primordial interés para el priismo nacional recuperar la tercera reserva electoral, atajar el avance de Morena e impedir la continuidad del Partido Acción Nacional en la región.
Es por ello que los más importantes operadores político-electorales nacionales ya están trabajando en el diseño de estrategias de legitimación del PRI, partiendo de la base de que sus nuevas propuestas están fincadas en la postulación municipal, ya en puerta, de hombres probos y un candidato a la gubernatura para el 2018, que tenga una trayectoria de honestidad, el conocimiento y apoyo del centro, y que encarne la esperanza de los veracruzanos sin venganzas ni desgarres sociales.
Así, las principales asideras de José Francisco Yunes ¡Llámenme Pepe!, serán reiniciar sus recorridos por el Estado llevando recursos federales y explicando a la gente cuál es la nueva propuesta, así como comprometiéndose a librar una batalla democrática por alcanzar la gubernatura.
Se parte de la consideración real que Miguel Ángel Yunes Linares sólo gobernará dos años con el respaldo del 34 por ciento de la ciudadanía. Un millón 55 mil, 544 ciudadanos votaron por él, de un universo electoral de 5.7 millones.
Y en Veracruz, con 7 millones 800 mil habitantes, casi seis millones habrán de sufragar para el 2018, de ellos el 52% son mujeres y de ese gran total Yunes Linares, habrá que insistir, en que sólo cuenta con la tercera parte de la simpatía ciudadana.
Las dos terceras partes restantes las tienen como capital el PRI (30.29% de la votación: 929 mil 485 mil votos) y Morena con el 26.40% (809 mil 964 votos).
Se tiene el convencimiento, desde luego, que Miguel Ángel Yunes Linares desde el espacio de poder que le da la gubernatura trabajará por consolidar la estructura del PAN –más que la del PRD- a nivel municipal y repetir mayoría panista en el Congreso, sin embargo, la alternancia hoy es el signo de los tiempos.
Desde luego, para que el PRI alcance sus objetivos y se pueda proyectar con éxito a Pepe Yunes, resulta fundamental que el Comité Ejecutivo Nacional, que encabeza Manlio Fabio Beltrones, lleve al comité directivo estatal veracruzano a un nuevo dirigente, cuya primera acción deberá ser expulsar al aún primer priista Javier Duarte.
La escalada de traiciones, corruptelas y el atajar a las nuevas corrientes priistas, son factores suficientes para fincarle un juicio sumario y echarlo del partido.
Ello sin considerar que en automático quien pierde una elección y entrega el máximo cargo de elección popular de la entidad a la oposición, no tiene la más mínima posibilidad de detentar liderazgo alguno.
Ni siquiera opinar.
Así, en breve el destino de Duarte quedará marcado como el primero que en 86 años entregó el PRI a la alianza PAN-PRD en Veracruz.
Ello, guardada proporción, a lo sucedido en el 2000, cuando el presidente Ernesto Zedillo entregó al panista Vicente Fox, la presidencia de la República, lo cual le valió el exilio de por vida.
Para el tema Pepe, aún cuando la situación se muestra compleja, sus allegados han manifestado que el hoy Senador lleva más de 20 años recorriendo Veracruz, que nunca ha ocupado un cargo público que no haya sido producto de una candidatura que lo llevó a la alcaldía de Perote y que su fama pública se finca en su seriedad y respeto a la palabra.
Pepe Yunes es pues, quien se confirma hasta el momento como el más serio aspirante del PRI a la gubernatura, acaso llevando como contendiente por la fórmula PAN-PRD, a Fernando Yunes Márquez, hijo del Gobernador electo.
Ello conviene a la causa priista dada la inexperiencia de Fernando, también Senador de la República, además de que la bandera ¡Muera Duarte! feneció el pasado cinco de junio.
Con la nueva baraja a quien en verdad hay que tenerle respeto es a Morena.