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¿Pasos jesuitas?

Superiberia

Es demasiado todo lo que la Iglesia tiene que pensar para reformar, pero no se piensan gratuitas las declaraciones del Papa

Pian piano, tal vez. Habrá sido interpretación mía, pero en realidad hay sustento suficiente para pensar que el Papa Francisco y su formación jesuita apuestan por la reforma de la Iglesia católica. Tal vez. Lo dirá el tiempo, aunque algo dicen hoy sus declaraciones, aún escuetas, difusas y sometidas aún a la que ha sido siempre la postura vaticana al respecto del aborto, del matrimonio entre personas del mismo sexo, del sacerdocio de mujeres. Señaló:

“Como dije a los obispos: sobre la participación de las mujeres en la Iglesia no nos podemos limitar a las mujeres monaguillo, a la presidenta de Cáritas, a la catequista. Tiene que haber algo más; hay que hacer una profunda teología de la mujer. En cuanto a la ordenación de las mujeres, la Iglesia ha hablado y dice no. Lo dijo Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada. Pero sobre esto quiero decirles algo: la Virgen María era más importante que los apóstoles y que los obispos y que los diáconos y los sacerdotes. La mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y que los curas. ¿Cómo? Esto es lo que debemos tratar de explicar mejor…”.

Aunque estos no son los únicos temas que el Vaticano tienen que resolver, están también aquellos asuntos de dinero, el futuro de la banca que controla sus recursos y el escándalo suscitado tras la detención de monseñor Nunzio Scarano, después de la corrupción denunciada al interior del organismo financiero.

Pero muy interesante resultó escuchar decir al Papa Francisco que si los homosexuales tienen buena voluntad, no hay razón para juzgarlos. Opinión personal, tal vez; opinión de un hombre dedicado a Dios, aunque también a ser su “representante en la Tierra”: “En un lobby no todos son buenos, pero si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, quién soy yo para juzgarla. El catecismo de la Iglesia católica explica y dice que no se deben marginar a esas personas y que deben ser integradas en la sociedad…”.

Es la primera vez que escuchamos a un Papa decir esto. Y sí, repito, aun tomando de la mano la que ha sido la postura de la Iglesia con respecto a esto, esta vez no hubo condena. Por supuesto, esto no resuelve ni cambia lo que se escribe y cómo se interpreta lo que en sus leyes se dice. Porque es tanto, es demasiado todo lo que la Iglesia tiene que pensar para reformar, pero no se piensan gratuitas estas declaraciones.

Jorge Bergoglio y su preparación jesuita, aquella que busca reformar siempre partiendo del interior, podrá estar haciendo lo suyo y dejando entre las líneas de las declaraciones del Papa lo que podría ser el camino que seguirán para hacer de la Iglesia católica una institución menos atada a los que han sido sus intocables preceptos por tantos años.

Llamarada de petate, tal vez, aunque también pasos extraños que viniendo de un Papa con formación jesuita podrían ser punto de partida para la muy necesaria modernización de su Iglesia.

 

Addendum. Ángela Bachiller se convirtió ayer en la primera concejala con síndrome de Down en España. Despachará en Valladolid y así pasa a la historia como una mujer que le demuestra al mundo que las capacidades diferentes no tienen nada de incapacitantes y que la larga lucha que sobre esto se ha tenido en todo el mundo, ve en ella uno de sus mejores ejemplos.

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