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París olímpico y la realidad oculta: Migrantes y personas sin hogar desplazados para mostrar una ciudad idealizada

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La vibrante ribera del río Sena, llena de turistas, ciclistas y vendedores de libros antiguos, presenta una imagen idílica en este verano olímpico en París. Sin embargo, lo que parece faltar en el centro de la ciudad es una parte crucial de su realidad: migrantes y personas sin hogar. Esta omisión no es accidental, sino una parte de un esfuerzo por presentar una imagen pulida y acogedora durante los Juegos Olímpicos.

Hiller, un joven francés de padres inmigrantes africanos, relata que la ausencia de estos grupos en las áreas olímpicas no es porque hayan desaparecido, sino porque han sido desplazados. “La policía viene en la madrugada para limpiar y arreglar el lugar porque ante los ojos de los turistas, el sitio debe estar lindo. A causa de eso, los migrantes están escapando a otros lugares, se refugian donde hay muchos árboles. Los están obligando a ir a lugares donde nadie quisiera ir”, confiesa Hiller a UnoTv y Claro Sports, solicitando que su rostro no sea mostrado.

Hanna, otra residente que también proviene de una familia inmigrante, describe la situación como una representación engañosa de la verdadera Francia. “Pienso que es muy hipócrita mostrar una Francia idílica cuando la realidad es diferente. Las calles limpias que vemos en televisión no reflejan la Francia que estamos acostumbrados a ver. La policía persigue a las personas necesitadas en la madrugada, intentando ocultar la verdadera situación”, señala Hanna, pidiendo el anonimato.

Antes del inicio de los Juegos Olímpicos, las autoridades parisinas cerraron los bajopuentes, que solían servir como refugios para inmigrantes y personas sin hogar. Las organizaciones civiles, como Médicos del Mundo y El Reverso de la Medalla, han criticado estas acciones, llamándolas “muebles o muros antipobreza”.

En el año previo a los Olímpicos, aproximadamente 12,500 migrantes y personas sin hogar fueron desplazados a las periferias de la capital francesa, según informes de organizaciones sociales. Hiller expresa su indignación: “Es increíble que la estrategia sea prohibir que la gente se siente o duerma cómodamente. La educación no debería ser para prohibir a otros, sino para ayudar”.

Los parisinos esperan que, una vez que terminen los Juegos Olímpicos, los afectados puedan regresar a la ciudad. “Es inaceptable que, antes de los Olímpicos, se hayan tomado decisiones para ocultar la realidad de las personas sin domicilio, pobres y migrantes sin papeles. La situación actual es un mundo perfecto que no refleja la verdadera vida en París. Necesitamos mostrar que esta no es la Francia en la que vivimos realmente”, concluye Hanna.

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