C. SECRETARIO DE HACIENDA
SR. LUIS VIDEGARAY CASO
Muy distinguido Sr. Videgaray:
Con el ánimo de dar a conocer a usted la eficiencia o ineficiencia de las distintas secretarías del Estado a las que se les fija un presupuesto en función a la importancia y los resultados que se piense obtener de su funcionamiento, me permito manifestarle a usted, que la dependencia del INAH ubicada en esta ciudad de Córdoba, ha servido para lograr un retroceso en la educación, en infraestructura necesaria en todas las ciudades y para detener una infraestructura turística.
Esto parece ser ocasionado por dos razones: O son unos estúpidos los encargados de dar opiniones sobre construcciones antiguas, o de plano llegan a esta ciudad con el único objetivo de cobrar multas u obtener obsequios.
En el primer caso, se pensaba construir una escuela, estaban derribándose unas paredes de cal y canto de aproximadamente treinta centímetros de espesor y tres metros de altura, que estaban cubiertas de madera y teja y su dirección era avenida 3 y calle 6.
En el segundo caso, se pensaba agrandar un sanatorio en la avenida cinco y calle cinco, o sea, en el centro de la ciudad. En esta obra que se pensaba realizar sólo alcanzó a hacerse un boquete de dos metros de ancho y que no logró a alcanzar el tejado, cuando fue detenida por el personal del INAH.
El tercer caso es irrisorio, pues refleja la estupidez o las ganas de estorbar.
Existe un viejo ingenio azucarero que tiene bastantes años sin trabajar, ya que la ciudad lo alcanzó haciéndolo inoperable y que resulta indicado como un atractivo turístico para Córdoba.
Cuando estaban intentando iniciar lo necesario para hacerlo atractivo, fueron detenidos por el INAH, con el argumento de que había unas ruinas indígenas y que posiblemente en unos DIEZ AÑOS pudiera llevarse a cabo ese proyecto.
Si fueran positivas estas personas, aprovecharían para componer el supuesto templo indígena, lo cual haría más atractivo el lugar para ser visitado.
Como una pregunta, señor licenciado Videgaray: ¿No debería el INAH al detener una obra, decirle al propietario: cómo sí se puede hacer, de acuerdo a los reglamentos, e incluir un sencillo plano del lugar? ¿Esto haría de Córdoba una mejor ciudad?
Solo detener la obra y regresar a México, no sirve para nada, a menos de que estén esperando algo a cambio para continuar cooperando con la ciudad.
En la avenida uno a tres cuadras del Zócalo, estuvo un edificio llamado “La Troya”, era un hotel construido a finales del siglo XIX y que tenía una fachada de acuerdo a la época, y que le daba a esa avenida prestigio y un aire colonial.
Los dueños lo vendieron y el comprador tiró la mitad del segundo piso, aprovechando la esquina con la calle 9, para construir una zapatería cuyas paredes fueron construidas de cristal. Quizá la parte que dejó sin tirar la use como bodega, ya que quedó terminada, como de chile, de dulce y de manteca.
Entonces, ¿sí se puede? ¿O nada más cuando hay billete de por medio?
Hasta la Secretaría de Comunicaciones sufre las consignas del INAH, pues la vecina población de Peñuela, tiene un bulevar que se uniría con el bulevar de Córdoba, si no fuera porque el INAH impide que se tiren las ruinas del que fuera Ron Batey, abandonadas y desbaratándose, para que al tirarlas pudieran hacerse los cien metros de bulevar que faltan para unir los dos.
Ni modo, seguiremos sufriendo las estupideces.