Copacabana.- El papa Francisco presidió en la playa de Copacabana el vía crucis de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, uno de los momentos más sugestivos de las JMJ, al que asisten varios cientos de miles de jóvenes de 190 países.
El Pontífice llegó al tradicional rito en el papamóvil, en el que recorrió todo el paseo marítimo de Copacabana, de cuatro kilómetros de largo, hasta el lugar donde está levantado el palco, en la otra punta de la playa.
Decenas de miles de jóvenes le acompañaron durante el recorrido, en un ambiente muy sugestivo, muchos de ellos corriendo por la arena, mientras que varios helicópteros sobrevolaban la zona y varios barcos de guerra recorren la aguas de Copacabana.
El vía crucis discurre por el paseo marítimo de Copacabana. La última estación, la catorce, se desarrolla en el palco desde el que el Papa preside el rito.
Unos 700 entre artistas y jóvenes voluntarios de Brasil, Puerto Rico, México, Argentina, Alemania y EU evocan a través de las 14 estaciones los sufrimientos de Cristo y los males que afligen a la sociedad moderna.
El amor, la vida, las enfermedades, la cárcel, las drogas, los medios de comunicación modernos y la religiosidad son algunos de los temas presentes en la representación, en la que los 280 jóvenes harán referencia a las misiones, la conversión, las madres jóvenes, la defensa de la vida, la vida de las parejas, las mujeres que sufren, los estudiantes y las enfermedades.
La Cruz Peregrina, la cruz de madera que Juan Pablo II entregó a los jóvenes del mundo en 1984 para que la llevaran por todo el planeta y el símbolo de las JMJ, la portaron 20 muchachos de los cinco continentes. Al final de la ceremonia, el Papa pronunció un discurso.
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