
En una emotiva muestra de solidaridad, el papa Francisco ha hecho llegar su sentido pésame al pueblo dominicano, después de que la caída del techo de una conocida discoteca en Santo Domingo provocara la muerte de más de un centenar de personas en la madrugada del martes. La comunicación, difundida por el arzobispado de Santo Domingo, llega tras la notificación del secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, y envuelve a una nación en un manto de dolor y reflexión.
Un mensaje de consuelo y esperanza
En la carta oficial, se destaca que el pontífice no sólo envía condolencias a los familiares de los fallecidos, sino que ofrece sus expresiones de consuelo y solidaridad hacia todos los afectados. Con palabras que buscan transmitir aliento en medio de la tragedia, el papa exhorta a quienes colaboran en las labores de rescate a seguir adelante y a mantener la esperanza. Su “confortadora bendición apostólica” se erige como un símbolo de fe y de la inquebrantable esperanza en el Señor resucitado.
Tragedia en la discoteca Jet Set
El devastador suceso ocurrió en la discoteca Jet Set, uno de los principales centros nocturnos del país. La tragedia se manifestó de forma abrupta mientras el reconocido merenguero Rubby Pérez se presentaba en el escenario, y desafortunadamente, su cadáver fue recuperado en las primeras horas del miércoles. Hasta el momento, las autoridades y la administración del recinto no han confirmado el número exacto de personas que se encontraban en el lugar en el momento del accidente, lo que ha intensificado la consternación en toda la nación.
Reacción nacional: duelo oficial
El presidente de la República, Luis Abinader, decretó tres días de duelo oficial (8, 9 y 10 de abril) como respuesta a la magnitud de la tragedia. Durante estos días, la bandera nacional ondeará a media asta en recintos militares y edificios públicos, en señal de respeto y homenaje a las vidas perdidas y a la profunda tristeza que embarga a la nación.
Conclusión
Este doloroso episodio ha dejado una cicatriz en el corazón de la sociedad dominicana. Sin embargo, el mensaje del papa Francisco, cargado de empatía y esperanza, reaviva la fe en el poder del consuelo espiritual y comunitario para sanar las heridas de un país en luto. A medida que se intensifican las labores de rescate y de investigación, la unión y el acompañamiento hacia los familiares y sobrevivientes se perfilan como pilares fundamentales para enfrentar el camino hacia la recuperación.
La solidaridad y el compromiso de líderes tanto religiosos como políticos se erigen, en estos momentos, como faros de esperanza en medio de la oscuridad, recordando a todos la importancia de la humanidad compartida y el inquebrantable espíritu dominicano.
