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Panorama complicado

Superiberia

En diciembre del año pasado, el National Intelligence Council (NIC) de Estados Unidos dio a conocer un grueso documento, muy poco divulgado, denominado Global Trends 2030, donde se conjetura sobre cómo será el mundo y, sobre todo, cuáles deberían ser las preocupaciones de ese país frente a lo que pasará dentro de 17 años.

El NIC es una de las 17 agencias de inteligencia del gobierno estadunidense que, en conjunto, gastan más de 70 mil millones de dólares en operaciones que van de la protección hasta el asesinato.

Para su elaboración convocaron, además de espías, a investigadores, universitarios y especialistas de todo tipo, para tener un panorama amplio de cómo se verá el mundo en el año 2030.

Son muchas las conclusiones y aseveraciones que hacen, algunas de ellas interesantes, ya que muestran la preocupación del imperio, que intuye que para ese año seguro dejará de serlo. Por 500 años Occidente ha dominado el mundo: primero España, después Gran Bretaña y, a partir de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos. Sin embargo, en 2030 no habrá país hegemónico, ya que la aparición de China y, eventualmente, India, harán que el poder se reparta, por lo menos, entre los tres, aunque China será casi seguro la primera potencia económica, según lo indica el documento.

Esta pérdida de poder de Estados Unidos tendrá que reflejarse en un reacomodo interno y externo de varios rubros, siendo uno de los principales el poder militar. Dicho país tiene cerca de 900 bases militares y 300 mil soldados fuera de su territorio, un presupuesto de defensa de 527 mil millones de dólares, sin contar lo que le dedica a la guerra en Afganistán ni al armamento nuclear. En términos globales, tiene 4% de la población, 22% del PIB y 42% del gasto militar. Lo que se les viene en los próximos tres lustros es un cambio radical en su ideal de defensa y policía del mundo.

Otros aspectos del documento que conciernen no sólo a Estados Unidos sino al resto del mundo, son los cálculos sobre tres problemas que califican como graves. A saber, la alimentación, el agua potable y la energía. Se proporcionan los siguientes datos: la demanda de comida, agua y energía crecerá en 35%, 40% y 50%, respectivamente, de la actualidad al año 2030, debido fundamentalmente al crecimiento acelerado de las clases medias, que cambiarán radicalmente los patrones de consumo. Esto también es una seria amenaza para el medio ambiente, pues las zonas áridas seguirán creciendo y las áreas húmedas serán más húmedas. Muchas naciones no tendrán los recursos necesarios para hacer frente a la escasez de comida y agua potable y habrá que ayudarlas con apoyo internacional. Cuenta también que el cálculo de la población mundial para 2030 se estima en 8.3 mil millones, es decir, 1.2 mil millones de personas más que en 2012.

En materia de energía vendrá un cambio radical, pues todo apunta que para 2030 Estados Unidos dejará de ser importador de petróleo y será ya autosuficiente en gas gracias a las nuevas técnicas de fracturación hidráulica y el gas esquisto, lo que también implica, según los ecologistas, un severo daño al medio ambiente.

En agua potable, el tema quizá más grave según el documento ya que el agua dulce se está agotando, se prevé que 60% de la población mundial tendrá, en mayor o menor medida, problemas de abastecimiento del líquido y aparecerán sin duda “guerras hídricas”. En nuestro país ya lo estamos viviendo, con los conflictos entre estados fronterizos del norte y al interior de los mismos.

El documento no es promisorio en esperanza, aunque considera que muchas situaciones pueden ser evitadas con otro enfoque; pero, a mi juicio,  el problema radica en que para ello se necesita otra generación de políticos con mayor visión y, sobre todo, mayor estatura ética. Hemos podido comprobar el fracaso que está siendo la esperanza puesta por millones de personas, dentro y fuera de Estados Unidos, en el señor Obama.

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