Las mujeres en México tenemos cinco años más de esperanza de vida que los hombres. Uno de los componentes de esa diferencia desproporcionada inicia a los 15 años, pues entre ese cumpleaños y el número 30, la principal causa de muerte de los hombres es la violencia y los accidentes. En contraste, la principal causa de muerte en las jóvenes está asociada a la salud. Por cada 100 mujeres de entre 15 y 19 años que fallecen, mueren 224 jóvenes. Así, mientras que las jóvenes dedican meses para preparar su fiesta de quince años, aprendiendo a bailar el vals, escogiendo su vestido o planeando con ilusión un viaje celebratorio, los jóvenes compiten para morir temprano: en accidentes, en peleas, con sobredosis, mediante asesinatos y suicidios.
La violencia ha sido la principal causa de muerte en los jóvenes desde antes del fortalecimiento del crimen organizado. Una combinación letal entre la testosterona disparada en la adolescencia y una cultura que celebra la falsa hombría cobra más vidas de jóvenes que las causadas por todos los cárteles juntos. Pero si a esto sumamos las decenas de miles de muertes asociadas a la violencia generada por y contra el crimen organizado y recordamos que la abrumadora mayoría de las víctimas son del sexo masculino, tenemos una tragedia de grandes proporciones. El machismo es el gran verdugo de los hombres mexicanos.
Entre los 15 y los 29 años hay una sobremortalidad masculina notable: por cada 100 muertes de mujeres, hay 300 de hombres. Las principales causas son los traumatismos accidentales, los accidentes en vehículos de motor, las agresiones. En éstas últimas, la diferencia entre hombres y mujeres es abrumadora: por cada mujer que muere agredida mueren siete hombres y con seguridad la muerte de esa mujer se debe a un hombre. Entre los 30 y los 59 años, las diferencias culturales en contra de los hombres siguen cobrando víctimas, pues las muertes por enfermedades en el hígado asociadas a hábitos como el alcoholismo son del doble que en las mujeres.
En su potente discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas este pasado 20 de septiembre, la joven actriz Emma Watson, famosa por su participación en las películas sobre Harry Potter, lanzó la campaña #ElporElla (#HeforShe) como herramienta para liberar a los hombres de la pesada y letal carga de ser machos. Emma mencionó como ejemplo el hecho de que en Inglaterra la principal causa de muerte en el grupo de edad al que me he referido, hombres de los 15 a los 29 años, es el suicidio. Un estudio posterior sobre esta terrible estadística mostró que muchas de las muertes por depresión o enfermedad mental pudieron haberse evitado si no hubiera pesado el prejuicio de que “buscar ayuda no es cosa de hombres”.
En México la cultura de la falsa hombría tiñe también la realidad del suicidio en este grupo de edad. Se suicidan cinco veces más jóvenes hombres que mujeres aunque éstas lo intentan más veces, pero afortunadamente se permiten fracasar, pues no pesa sobre ellas un prejuicio que amenace su sentido de ser mujeres. No es así con los muchachos, que no pueden fallar porque, si no, pensarían los demás que quien murió no era suficientemente macho.
La campaña #ElporElla es una idea feliz de ONU Mujeres que busca sacar del claustro académico o de las publicaciones especializadas la perspectiva de género, una herramienta poderosa y liberadora que sirve todos los días, aquí y ahora, para revelar que aquello que nos parece natural y que repetimos inconscientemente a diario, no es sino una conducta adquirida por el peso de hábitos sociales ampliamente aceptados. Y si es una conducta adquirida socialmente entonces es algo que podemos cambiar, eso es lo liberador. Por supuesto que ahí están los altos niveles de testosterona y ciertos condicionantes biológicos que predisponen al riesgo y al desafío en la adolescencia masculina, pero ahí es donde hombres y mujeres podemos intervenir para detener ese sacrificio de miles de jóvenes ante el altar fálico del “ser muy hombres”. Ése es el núcleo del llamado de la campaña de ONU Mujeres presentada al mundo a través del hermoso discurso de Emma Watson (No se lo pierda: http://www.unwomen.org/es/news/stories/2014/9/emma-watson-gender-equalit…).
Más allá del gusto por las canciones rancheras, cantándolas con sentimiento y un tequila, el machismo no sirve para nada, si acaso para echar a perder vidas y relaciones. Mujeres y hombres podemos cambiar poco a poco ese hábito. Las campañas como las de #ElporElla aceleran ese cambio así como herramientas como la discriminación positiva (para ellos y para ellas) y políticas públicas que incentiven la perspectiva de género, incluyendo de manera prominente el reconocimiento a los derechos de los/las homosexuales, principales víctimas de una cultura de machismo exacerbado como la mexicana.
La tarea en México es inmensa. Las mujeres estamos subrepresentadas en las principales instancias de toma de decisiones, baste como ejemplo la reciente elección de consejeros en los nuevos organismos derivados de la Reforma Energética donde se eligieron cero mujeres. Pero tenemos la gran oportunidad de la próxima elección de diputados federales, donde la ley exige candidaturas paritarias, 50% hombres y 50% mujeres, paradigma que vienen adoptando muchos estados. Desde ahí contribuiremos a desmontar la cultura de la falsa hombría que nos roba demasiado temprano a tantos jóvenes. Nos encontramos en Twitter: @ceciliasotog
*Analista política
ceciliasotog@gmail.com