Ayer concluyó el XII Congreso de la Mujer, y ahí donde el gobernador Javier Duarte, llamó a respetar la ley y los tiempos electorales, se convirtió en un mero desfile de políticos aspirantes que anhelan intervenir en la próxima contienda electoral. O pudiéramos llamarlo también, “desfile de destapados”.
Entre ellos, Mauricio Duck, Marco Antonio Aguilar Yunes, Alfredo Penagos (que la quiere por Fortín), Juan Manuel del Castillo (que es secretario particular del Gobernador y se la vive aquí desde hace un par de meses haciendo su campaña anticipada disfrazada), por nombrar algunos, porque hasta la diputada Paulina Muguira, olvidándose de cómo entregó su marido esta ciudad, tiene aspiraciones… ¡Lo que hay que ver!
Y aunque también hay otro destapado político en las redes sociales, que es el candidato que cayó del cielo, ¡ese no asistió!
Y sigue temblando en Centroamérica, lo que podría pasar en México y por supuesto, en esta nuestra ciudad, ya que no hay que olvidar que vivimos en una zona sísmica, aunque lamentablemente no estemos protegidos, porque así como tampoco tenemos seguridad con los policías que no pasaron los exámenes de confiabilidad, la unidad de Protección Civil está para llorar, a ver si Portilla pone sus barbas a remojar y se preocupa por fortalecerla, ya que no estamos preparados para emergencias de esa magnitud.
En reiteradas ocasiones hemos estado mencionando que en la aeropista municipal de la ciudad de los Treinta Caballeros, donde ya operan cuatro jets, no se tiene un control de acceso, y en el accidente del Capitán Abella, había hasta vendedores de garnachas sobre la misma, es más, hasta la Policía municipal estuvo ahí de metiche hablando nada más por celular, reporteros y camarógrafos, tomando fotos donde estaba regado el combustible.
Y hablando de los policías coludidos de Portilla, ¿cuándo entenderán que en lugar de estar de metiches, donde ya estaba la Policía estatal, la de Aeronáutica Civil y la Federal de Caminos, deberían estar capturando delincuentes y “lavadores” de dinero que ya vimos que aquí, hay muchos? Ya que pudieron provocar un incendio al raspar sus armas en el suelo sobre el combustible esparcido, en medio de la trifulca que el periódico coludido aprovechó como nota, ya que no había tenido ni una en toda la semana, ¡este es el México que solapamos los mexicanos! ¿Qué otra cosa podíamos esperar?, al final, qué bueno que fueron, ¡porque ya hasta los andaban ahorcando!