“Tenemos que decir la verdad, aunque tengamos que salir corriendo.”
Hoy que va a estar aquí el gobernador Javier Duarte de Ochoa, aprovechamos para pedirle que tramite, gestione y/o trate de que las instancias correspondientes investiguen o auditen a Víctor Serralde, que con recursos de Sedesol ha corrompido y comprado votos para favorecer a candidatos del PAN. Recientemente “billeteó” a miembros activos del PAN para que eligieran a Tomás Ríos y Hugo Fernández como candidatos a alcalde y diputado local, respectivamente. Es con dinero de nosotros.
Los panistas accedieron al poder en el año 2000, con Vicente Fox y siguieron hasta el 2012 con Felipe Calderón, hasta que llegó Peña Nieto a la presidencia. Pero aplicaron un sinfín de marrullerías y utilizaron los programas sociales, como “Oportunidades”, para coaccionar el voto en favor de sus candidatos, y ahora se espantan y denuncian lo que ellos hicieron durante los 12 años que detentaron el poder presidencial. No tienen vergüenza.
Fue detenido un aspirante a alcalde, del PAN, para mayores señas, Agustín Bolívar García Hernández. Lo acusan de fraude por más de 9 millones de pesos al angelito. ¿Cuántos precandidatos habrá como éste que pretende la presidencia municipal de su pueblo para robarse los recursos públicos? La corrupción es un verdadero cáncer social que transmiten la mayoría de los políticos.
Por un lado, el tesorero municipal de Córdoba, Ricardo Barreda Vázquez, se fue a pasear a Europa cuando apenas hace tres semanas que tomó posesión del cargo. Por el otro, su antecesor, Martín Becerra, ha sido prácticamente exonerado de cualquier responsabilidad penal a pesar de que todo mundo sabe que durante su gestión imperó la corrupción en el Ayuntamiento que encabezó Portilla -el alcalhuete de Lavín-.
¿Hasta cuándo procederá el alcalde Guillermo Rivas contra estos pillos que se robaron el dinero de los cordobeses?