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Oficio en riesgo de extinción

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Fortín.- Con modestia, don José Antonio González dice no ser el zapatero más antiguo de Fortín, sin embargo, con 25 años reparando todo tipo de calzado, bolsas, mochilas y cinturones lo hace uno de los más conocidos y apreciados por la Ciudad.

Su peculiar historia de vida nos la enseñanza de que nunca es tarde para aprender un oficio y disfrutar de éste, pues a los cerca 35 años se adentró en el mundo de la reparación de calzado.

Originario de Ixtuatlán del Café, don José Antonio vivió parte de su juventud en la Ciudad de México donde logró trabajar en importantes empresas en las cuales empezó desde muy abajo.

En Aeronaves de México, ahora Aeroméxico, comenzó a barrer porque no tenía estudios pero con el paso del tiempo fue ascendido y llegó a ser jefe de grupo de la empresa. Más adelante, trabajó en Monsanto mexicana, en la cual empezó de chofer y por su perseverancia fue jefe de compras menores y posteriormente jefe de compras mayores, pasó a jefe de tráfico local y a jefe de tráfico internacional.

“Cuando a mí me dijeron vas a ser coordinador de tráfico internacional, le dije a mi jefe: sabe qué Juan José que yo no puedo ser coordinador de tráfico internacional porque yo no sé el inglés, y se echa la carcajada, y me dice tú no sabrás inglés pero los japoneses saben el español, así es que agárrate y habla a este número y te identificas y preguntas por estos materiales”.

A la par de su trabajo en la empresa, don Antonio tenía talleres de reparación de zapatos en algunos puntos de la metrópoli, sin embargo él no conocía del todo el oficio ni tampoco le encontraba afecto, hasta que fue por uno de sus trabajadores que aprendió.

“Me dijo, si algún día te dedicas a arreglar zapatos, sé un buen zapatero no seas remendón.” Explica

Luego de permanecer algunas décadas en la Ciudad de México, junto con su familia decide regresar a su “tierra”, aunque pensando en el futuro de su familia, prefirió Fortín.

Hace 30 años, tras vender los talleres y bienes en México, compran una casa y se mudan a la Ciudad de la flores, aunque lo que don Antonio no se imaginaba es que aquí encontraría el amor por el oficio de la reparación                   del calzado.

“Mi hijo mayor me motivó a  poner el taller, lo vi muy entrado y mejor lo mande a estudiar, y  cuando él comenzó a trabajar yo tomé la riendas”, afirma don José Antonio.

Con 76 años de edad, todos los días asiste a su taller ubicado en el centro de Fortín, contra esquina de la Unidad Deportiva, expresó que no sólo se trata de un trabajo sino es parte de su entretenimiento, pues llueva o truene está ahí en horario de 09:00 a las 14:00 horas de las 16:00 a las 19:00 horas.

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