En estos días, el Gobierno federal ha puesto de moda la costumbre de conceder beneficios en ocasión, de problemas sin resolver.
El C. Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, decide iniciar una Cruzada Contra el Hambre y acude al estado de Durango a repartir víveres. Muy loable labor, sin embargo, no me gusta el término de hambre, pues México es conocido en el ámbito internacional como un país con pobreza extrema, en una parte de su población.
Cuando hablamos de hambre, pensamos en los países asiáticos como Pakistán, parte de la India, Nigeria, etc., y aunque sea verdad no me parece adecuado el término dicho por el C. Presidente, ya que por otro lado estamos diciéndole al mundo que México es muy atractivo para la inversión extranjera.
Al mismo tiempo, el IFE se vuelve muy “caritativo” y decide condonarles las multas a los partidos que excedieron el gasto electoral. Ojalá pudiéramos gastar menos en elecciones y más en infraestructura en el país y así colaborar con la creación de fuentes de trabajo, lo que desde luego es mejor que regalar comida.
Y finalmente, la Suprema Corte, decide perdonar a la prostituta francesa encarcelada por un montón de delitos, porque según los derechos humanos no se siguió en su proceso las garantías individuales a las que tenía derecho.
¿Y las garantías individuales de las víctimas?
Ah. Esas no le interesan a la Suprema Corte. Lo correcto me parece a mi que no soy jurista, que debió ordenar la Suprema Corte, que se repusiera el juicio correctamente, y si de ahí resultaba que era inocente, entonces sí procedían su excarcelación inmediata y su indemnización correspondiente.
Esta mujer seguro vino al tercer mundo porque en el primero no la hacía, y pensando que iba a encontrar un país de indígenas, le pareció que venía a un país sin leyes.
Después de analizar su trayectoria, y las personas con las que se relacionó, se desprende lógicamente que le gustaba el dinero fácil.
Ahora habrá que oír qué dicen las víctimas que la identificaron plenamente, así como en qué forma van a ser compensadas por el delito del que fueron víctimas, pues si la delincuente fue premiada con la libertad y seguro los demandará por daños y perjuicios, habrá que ir pensando, con cuánto indemnizará la Suprema Corte, a las víctimas de esa delincuente francesa.
Hicimos el ridículo mundial, pues la noticia no entiendo porqué, involucró a varios países. Quizás sería porque un país del tercer mundo se atrevió a encarcelar a una ciudadana del primer mundo.