Los Gobiernos de Nueva Zelanda y Australia enviaron este lunes misiones de para evaluar los daños causados por una enorme erupción volcánica submarina y un posterior tsunami que azotó Tonga el pasado sábado.
La erupción envió una gruesa capa de ceniza al cielo, contaminando los suministros de agua, cortando las comunicaciones e inicialmente impidiendo que los vuelos de vigilancia evaluaran el alcance de los daños.
El gabinete de Tonga celebró una reunión de crisis el domingo y pidió asistencia, dijo la oficina de Zed Seselja, ministro de Australia para el Pacífico.