Por: Andrés Timoteo / columnista
Hace 32 años, en 1987, cuando se dio la primera intifada -guerra a pedradas- de los palestinos contra la invasión israelí, el cantautor francés Jean- Jacques Lafont compuso la canción “Noël des enfants du monde” (La Navidad de los niños del mundo) como un llamado a los pequeños, a las nuevas generaciones, a superar las diferencias de sus padres y buscar la paz en lugar del conflicto.
La canción inicia directamente aludiendo a los pequeños del Medio Oriente: “Enfant de Pasletine /ou enfant d’Israel/ d’Amerique ou de Chine/ en ce jour éternel/ que ton regard se pose/ sur la terre ou le ciel,/ ne retiens qu’une chose:/ il faut croire à Noël” (“Niño de Palestina/ o niño de Israel/ de América o de China/ en este día eterno/ que tu mirada se pose/ sobre la tierra o el cielo,/ y que no repare más que en una cosa:/ que es necesario creer en la Navidad”).
Y el llamado central de esa melodía es que haya paz en estos días en que el cristianismo y el islamismo celebran el nacimiento de Jesús. Específicamente pide detener los balazos y bombardeos. “Que les fusils se taisent/ et répondent à l’appel/de cette parenthèse/ qui s’appelle Noël. (“Que los fusiles callen/ y respondan al pedido/ de este paréntesis/ que se llama Navidad”).
Tres décadas después sigue el conflicto en Palestina y en todo ese tiempo, cada año se entona la canción para pedir que las armas guarden silencio en Navidad. A la distancia -y quién lo iba a decir- en México también llegó la hora de entonar esa canción pidiendo un poco de calma en la temporada navideña en esa guerra no oficial en la que narcos y el gobierno dejaron atrapados a 120 millones de mexicanos desde el 2007. El saldo a doce años de convulsión es terrible: casi 200 mil muertos y 50 mil desaparecidos.
Los mexicanos añoran aquella época en la que los únicos estruendos que se escuchaban era de los cohetes que celebraban el nacimiento del Niño Dios tras la misa de gallo. Ahora hay balaceras y muerte por todos lados y urge un paréntesis que silencie los fusiles para obtener un poco de tranquilidad. Hoy más que nunca tiene sentido el clamor por una noche de paz.
Esperando que la Noche Buena traiga eso precisamente, sosiego y convivencia fraterna tanto hogareña como vecinal, desde este espacio hacemos votos para que los amables lectores y los colegas de esta casa editorial tengan una grata Navidad. Nos leeremos el viernes 27. ¡Salud!