in

No tienen en dónde vivir

Superiberia

9

Córdoba.- “No tenemos a dónde ir, y en el albergue que nos ofrecen sólo estaremos ocho días, y luego ¿qué vamos a hacer?”, dijo un ama de casa, vecina de las riberas del río Seco, a la altura del puente del camino que conduce al ejido Agustín Millán.

La creciente del río Seco causó daños a al menos seis casas ubicadas en la ribera, junto al puente que comunica del bulevar de la USBI al ejido Agustín Millán.

La madrugada de ayer, la fuerza de la corriente alcanzó y desbordó la parte trasera de las casas, donde viven familias como la de Ignacio Vázquez Sánchez y Juana Majín Triana, evangélicos, de 75 y 70 años, quienes llegaron a vivir ahí desde hace aproximadamente 10 años.

“Nos dieron un lugarcito, nos dijo el municipio que no nos preocupáramos porque eran áreas verdes, pero después vinieron unos jóvenes y nos quitaron una parte del terreno. Nunca había pasado nada, pero en la madrugada empezó a zumbar el río y luego se empezó a llevar parte del piso, sólo pudimos recuperar unas cosas, que ya nos llevamos a la casa de mi hijo. Dios da y Dios quita, él es el dueño de todo”, cuenta el hombre, mientras realiza algunos arreglos en su vivienda, donde el agua le derrumbó un muro del sanitario, así como unas láminas. Junto, habita una pareja de jóvenes. Alejandro Gómez, de 24 años y su esposa, de 20, dicen no tener miedo, aunque sienten que la casa se cimbra, por el golpeteo de la corriente del río.

Otras viviendas son ocupadas por Guadalupe Luna Reyes, de 42 años, su esposo Albino Palmas Ramos y sus hijos José y Ana Belén, de 14 y 16 años. Ella arremetió con las autoridades. “Los señores de Protección Civil nos vienen a decir que si no sabemos que tenemos que salirnos. No tenemos a dónde ir, quieren que nos vayamos al albergue, pero ahí sólo vamos a estar 8 días, y después ¿qué vamos a hacer?, venimos a vivir aquí porque estábamos rentando en Los Carriles. Ahorita no nos alcanza para la renta”.

En las mismas condiciones se encuentra la familia de Antonia Sorcia Ramos, de 39 años. “Yo andaba rentando por Calería, pero desde hace cuatro años llegué aquí con mi esposo y mis hijos, pero necesitamos un lugar seguro para vivir”.

CANAL OFICIAL

LAS VÍCTIMAS DE SIEMPRE

Queda ‘en el aire’ la casa de Gumercindo