Un trágico incidente ocurrió el fin de semana en el condado de Zapata, Texas, donde un niño de 5 años perdió la vida durante una fiesta infantil. El menor estaba jugando en un castillo inflable con otros niños cuando una fuerte ráfaga de viento levantó el inflable, provocando su caída. A pesar de la rápida respuesta de los servicios de emergencia, los intentos por reanimarlo fueron en vano, ya que el niño ya no presentaba signos vitales.
Los testigos del accidente relataron que el castillo inflable se elevó entre uno y dos metros antes de que el menor cayera, sufriendo heridas graves. Otro niño de tres años que también estaba en el inflable resultó con lesiones menores y fue trasladado a un hospital en Laredo, donde se encuentra en recuperación.
Las autoridades del condado han iniciado una investigación para determinar las causas exactas del accidente, pero este trágico evento ha puesto de relieve los riesgos asociados con el uso de castillos inflables, especialmente en condiciones climáticas adversas.
Un estudio de la Sociedad Americana de Meteorología titulado “Incidentes relacionados con el viento en castillos inflables” revela que entre 2000 y 2021 se documentaron 132 incidentes en todo el mundo, que dejaron al menos 479 heridos y causaron 28 muertes. Más del 75% de los accidentes ocurrieron durante la temporada cálida, y en un 70% de los casos, el viento fue impulsado por frentes fríos, remolinos de polvo o tormentas eléctricas.
En los Estados Unidos, 17 estados no regulan el uso de castillos inflables, y aunque 19 estados han establecido normas que limitan su uso según la velocidad del viento, el estudio indica que el 22% de los incidentes ocurrieron con velocidades inferiores a esos límites.
Este trágico suceso destaca la necesidad urgente de mejorar las regulaciones y concientizar sobre los peligros que pueden presentar estas estructuras de juego en condiciones climáticas inestables. La seguridad de los niños debe ser siempre la prioridad en cualquier evento recreativo.