Agencias
Estado de México – Frida Hernández, una madre mexiquense, libra una batalla incansable para obtener justicia por su hija de 3 años, quien fue víctima de abuso sexual en la guardería “Mi Pequeño Mundo”, ubicada en el municipio de Tecámac. A pesar de que médicos legistas de la Fiscalía del Estado de México confirmaron que la menor sufrió una agresión sexual en septiembre de 2024, el caso no ha avanzado significativamente. La falta de colaboración del personal de la guardería y las amenazas recibidas por Frida han complicado aún más la búsqueda de justicia.
El inicio de la pesadilla
Frida relató que, en septiembre de 2024, dejó a su hija en la guardería “Mi Pequeño Mundo” para ir a trabajar. Sin embargo, al recogerla, la menor se quejó de un intenso dolor en el ano y dificultades para defecar. Preocupada, Frida llevó a su hija al médico, pensando que podría tratarse de estreñimiento. Para su horror, el médico descartó esta posibilidad y le sugirió acudir al Ministerio Público, ya que la menor presentaba signos de abuso sexual.
Confirmación del abuso y falta de avances
Los médicos legistas de la Fiscalía mexiquense confirmaron que la niña de 3 años sufrió lesiones consistentes con un abuso sexual, lo que llevó a la apertura de una carpeta de investigación. Sin embargo, el caso se ha estancado debido a la falta de colaboración del personal de la guardería. Frida denuncia que, desde que iniciaron las investigaciones, ha habido una rotación constante de empleados en el establecimiento, lo que dificulta identificar a los responsables.
Además, Frida ha recibido amenazas por parte de empleados de la guardería, lo que ha aumentado su temor por la seguridad de su hija y la suya propia. “No solo nos han fallado, sino que ahora nos sentimos amenazadas”, expresó la madre en una entrevista para Foro TV.
Secuelas físicas y psicológicas
La menor no solo ha sufrido lesiones físicas, sino que también enfrenta graves secuelas psicológicas. Frida detalló que su hija tiene problemas para conciliar el sueño, ha perdido el control de sus esfínteres y manifiesta un miedo constante a regresar a cualquier espacio educativo. Estas secuelas han obligado a Frida a renunciar a su trabajo para dedicarse al cuidado de su hija a tiempo completo.
“Mi hija está consciente de lo que le pasó y ha dado detalles sobre sus agresores a las autoridades. Solo espero que actúen pronto”, declaró Frida, quien confía en que la Fiscalía del Estado de México agilice las investigaciones para llevar a los responsables ante la justicia.
Un llamado a la acción
Este caso ha puesto en evidencia las fallas en los protocolos de seguridad de las guarderías y la falta de eficacia en las investigaciones de delitos sexuales contra menores. Frida Hernández no solo busca justicia para su hija, sino que también espera que su lucha sirva para prevenir que otros niños sean víctimas de abusos en espacios que deberían ser seguros.
Mientras tanto, la guardería “Mi Pequeño Mundo” no ha emitido declaraciones públicas sobre el caso, lo que ha generado indignación entre la comunidad y organizaciones defensoras de los derechos de la infancia.
