Tres niños de entre nueve, cinco, y tres años, muchas pulseras, carritos de madera, alhajeros, y una mujer con la esperanza casi perdida. Todos con el mismo fin: Sacar al hombre más importante de su vida, de la cárcel.
Soy pobre, no fui a la escuela, albañil de oficio, padre de tres hijos, vivo al día con un salario mínimo, que para conseguirlo tengo que salir desde las 7:00 a.m. trabajar de sol a sol hasta las 7:00 p.m. Vivimos con suelo de tierra y techo de lámina de cartón y sueño con poder llevar a mis hijos a Veracruz, a comer y luego a la playa, comprarles muchas cosas y que me recuerden como un padre que dio todo por ellos.
Lamentablemente, a veces querer no es poder y todo se convierte en nada. Hoy el protagonista de esta historia está tras las rejas, tratando de hacer muebles y cosas que su esposa y sus hijos puedan salir a vender para así reducir la condena producto de una buena obra a la que le encontraron lugar como mala. Bien, dicen que a veces el que ayuda le va peor y ahora tengo la certeza de ello, ni siquiera tiene para tener televisión por cable y ¿quieren que consiga un abogado y pagar mucho dinero para quedar libre y echarle la culpa a otro hombre inocente?
Entre lo poco que sé de la vida, también sé que la justicia en México NO existe, se supone debo confiar en policías que se venden, que no respetan, que el dinero los ciega, que no tienen ética profesional, y en autoridades que creen que por tener poder, ¿pueden hacer y deshacer?
Es una verdadera lástima que por políticos y autoridades que no saben leer y apenas escribir sean nuestros líderes, nuestros ejemplos a seguir, las personas honorables que ganan miles de pesos por sentarse y buscar su beneficio propio cuando un campesino gana en TODA SU VIDA lo que uno de ellos gana en un mes, sin hacer ni la mitad del esfuerzo ni las carencias que todos nosotros sufrimos. Cuando un político va a prostíbulos y bares es por mero placer o distracción, la mayoría de nosotros vamos a buscar a nuestra hermana, mamá o prima.
Y viene aquí para mí, el padre de todos nuestros problemas: DINERO. El bendito dinero es el culpable de todo, no importa lo estúpido que eres y que no hayas terminado la primaria, si tienes dinero para pagar una candidatura eres bienvenido, no importa que no sepas gobernar un pueblo, ni que no tengas ni la menor idea de lo que significa luchar por un bien común. Y tú, que con esfuerzo te titulaste, lees libros, escribes perfectamente, piensas y sabes escuchar, quieres el bien para el pueblo o país, si no tienes dinero para pagarnos tu candidatura ni sueñes en llegar a ser funcionario público. Entonces ¿Cómo pretendemos tener funcionarios públicos preparados, honestos y capaces de velar por un país mejor? Verdaderamente cuando se preocupen por dar a todos los jóvenes la posibilidad y los medios para salir adelante y en lugar de gastar tanto dinero en comerciales tontos que nadie mira, diera ese dinero en becas y fomentara la educación los principios y los valores, se acabarían los delincuentes, secuestradores, asaltantes, y el crimen organizado.