in

Ni justicia ni feministas

Superiberia

Un ex ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia pide perdón públicamente a su señora por haberla encarcelado mediante tráfico de influencias, por haber dejado a sus dos hijos autistas sin la protección de su madre, bajo el cuidado de su anciana abuela, y además por haber usado sus influencias para darles la menor pensión posible (un 10% de la que les correspondía) al haber alegado ante un juez que sus dos hijos eran autistas y no requerían dinero para diversión, además de que al vivir en zona económica baja implica que gastan poco, y por lo tanto, no tendría que darles una tercera parte de su salario. Laudo que ganó por cierto, gracias a sus influencias en el Poder Judicial.

Genaro Góngora Pimentel, escaló los más altos puestos de la administración de justicia del país. Se convirtió en un referente entre el grupo político de apoyo a Andrés Manuel López Obrador, como un liberal responsable por el bienestar del pueblo.  

Hoy conocemos su verdadero rostro, y nos asusta pensar que en sus manos, inescrupulosas y absolutamente faltas de ética, moral y la mínima decencia, estuvo en el más alto tribunal del país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación.  Ni más ni menos.

De acuerdo. Ya sabemos todo lo anterior. Es público, aunque los medios noticiosos se cuidaron mucho de comentarlo.  A nivel nacional y local no se escuchó nada, salvo la valerosa intervención en su programa de radio de Carmen Aristegui.  En todos los medios hay supuestos defensores de la justicia, defensoras y defensores del feminismo y sin embargo, nadie dijo nada, buscando que la noticia pasara desapercibida para el gran público de México.

Seguro que para las altas autoridades no pasó desapercibida, pues en los altos círculos de poder donde se desenvuelve este personaje, todo mundo se enteró del asunto.  

Y sin embargo, la señora sigue en la cárcel, a pesar de la confesión de parte de quien fue el autor intelectual del delito de uso indebido de la justicia. He aquí un enlace dónde se puede enterar uno de la historia: http://www.informador.com.mx/mexico/2013/459934/6/genaro-gongora-pimentel-se-disculpa-por-el-caso-de-hijos-y-ex-pareja.htm

No veo a nadie, luchando porque la señora encarcelada injustamente sea liberada de inmediato. No veo a la Suprema Corte ni a sus ministros actuales indignados ante la situación que daña la imagen de la institución. No veo a nadie, ni en el Ejecutivo, ni en el Legislativo, ni en el Judicial luchando por corregir la injusticia generada por el ex ministro presidente.   Todo mundo se hace tonto.  

¿Será tanto el poder del señor?  ¿México ya perdió la vergüenza? ¿Qué pasa con todas esas feministas que gustan de hablar en los programas de radio? ¿Qué con aquéllas que salen en defensa de la mujer en periódicos, revistas y televisión?  Si la Sra. Orozco sigue en la cárcel a pesar de que su acusador reconoció públicamente su abuso de poder, ¿Qué nos puede esperar al resto de los mexicanos respecto al uso y abuso de la justicia?  Esto demuestra no sólo que cualquiera de nosotros puede ser encarcelado por un delito que no cometió, sino que además puede ser encarcelado por venganza política o personal (como en este caso), y no hay instancia que subsane esa injusticia.

¿Qué clase de país es México? ¿Qué clase de autoridades tenemos? ¿Qué clase de ciudadanos somos?    ¡QUÉ VERGÜENZA!

Lo invito a reflexionar sobre la magnitud de lo que representa este vergonzoso hecho, y sobre todo de la reacción de los mexicanos al respecto.

Lo dejo con este dato: Dos menores de edad que padecen autismo son cuidados por su abuela, porque su madre está en la cárcel, acusada injustamente por su pareja, por el hecho de solicitar una pensión para los hijos enfermos. 

     ¿Es éste el México que queremos? Seguro que no, pero lo que sí puedo garantizar es que ÉSTE ES EL MÉXICO QUE NOS MERECEMOS. 

CANAL OFICIAL

Empezó la guerra contra el Papa Francisco

El blindaje