En medio de crecientes presiones internacionales para un alto el fuego en la prolongada batalla entre Israel y los militantes de Hamás en Gaza, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu se mantuvo firme en su posición, declarando que la guerra continuará “con toda su fuerza”. En un discurso televisado, Netanyahu estableció condiciones claras para cualquier cese al fuego, enfatizando que la liberación de los 239 rehenes retenidos por militantes en Gaza sería un requisito indispensable.
El líder israelí también delineó sus planes para el futuro de Gaza, afirmando que la región sería desmilitarizada después de la guerra, y que Israel mantendría un control de seguridad efectivo. Al ser cuestionado sobre el significado de este control, Netanyahu subrayó la necesidad de que las fuerzas israelíes tengan la capacidad de ingresar libremente a Gaza para perseguir a los militantes.
Contrariamente a las perspectivas planteadas por Estados Unidos, aliado cercano de Israel, Netanyahu rechazó la posibilidad de que la Autoridad Palestina, que actualmente administra áreas autónomas en Cisjordania, eventualmente asuma el control de Gaza. Estas declaraciones ponen de manifiesto una clara discrepancia entre las visiones de Israel y su aliado estadounidense respecto al escenario postconflicto.
Netanyahu enfatizó su determinación al afirmar: “La guerra [contra Hamás] avanza con toda su fuerza y tiene un objetivo: ganar. No hay alternativa a la victoria”. Estas palabras reflejan la firme postura israelí en la búsqueda de sus objetivos estratégicos, a pesar de las presiones y las visiones divergentes a nivel internacional. La situación actual plantea interrogantes sobre el camino hacia la paz y la posible reconciliación en la región, mientras las negociaciones y los esfuerzos diplomáticos continúan en busca de una solución sostenible.
