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Necesitaba un veterinario

Superiberia

Por: catón  /  columnista

Necesitaba un veterinario

Una vaca y un toro se encontraron en el prado. “Me llamo Clarabella –se presentó la vaca–, pero dime no más ‘Clara’, pues con los años se me acabó lo bella”. “Y yo me llamo Agapito –dijo el toro–. Pero dime no más ‘Aga’. A mí también los años me han maltratado mucho”… La señora y su marido fueron al súper. Ella sugirió, preocupada: “Creo que es mejor que te quedes en el coche, Leovigildo. Hace meses no ves los precios de las cosas, y el doctor te recomendó no tener emociones fuertes”… Himenia Camafría, madura señorita soltera, le anunció jubilosa a su amiga Celiberia: “¡Creo que Geroncio tiene intenciones matrimoniales!”.

Quiso saber la otra: “¿Por qué supones eso?”. Respondió la señorita Himenia: “Me preguntó si ronco”… Don Grumpo, viejo cascarrabias, fue a la consulta del doctor Ken Hosanna. Éste lo interrogó: “¿Qué le sucede?”. Respondió de mal modo el vejancón: “Para eso le pago. Usted es el que debe saber qué me sucede”. Dijo entonces el facultativo: “En ese caso lo enviaré con un veterinario. Él averigua lo que tiene su paciente sin interrogarlo”… Doña Macalota le reclamó a su esposo don Chinguetas: “¿Por qué miras tanto a la vecina? Yo tengo lo mismo que ella, ¿no?”. “Sí, mi amor –contestó don Chinguetas–.

Pero tú lo has tenido por 30 años más”… El recién casado le pidió en la cocina a su inexperta mujercita: “Hazme 20 pares de huevos fritos”. “¿Te vas a comer veinte pares de huevos fritos?” –inquirió con asombro la muchacha–. “Claro que no
–respondió él–. Nada más el único par que te va a salir bien”… Igual que hace 30, 40 o 50 años vivimos ahora bajo el dominio de un solo partido. Ayer fue el PRI; hoy es Morena. Lo mismo que en aquellos tiempos el grupo en el poder no tiene frente a sí una verdadera oposición. Los partidos opositores están de tal manera debilitados que no representan ninguna fuerza real. El PRI, aplastantemente derrotado en la elección presidencial, apenas alcanzó a poner unas pocas de sus fichas  –fichitas, en algunos casos– en diputaciones y senadurías. El PAN, fragmentado y dividido, afronta una más de sus frecuentes crisis. Y el PRD casi no existe ya. Así las cosas los morenistas avanzan a tambor batiente, y López Obrador podrá hacer y deshacer a lo largo del sexenio sin afrontar prácticamente ninguna resistencia por parte de alguna fuerza política que pudiera oponerse a sus designios.

Situación de peligro es ésa para México… “¡Quita las manos de ahí!” –le exigió la indignada muchacha a su encendido y lúbrico galán–. “Perdóname, Rosibel –se disculpó el muchacho–. Es que estoy ciego de amor por ti, y ya sabes cómo se nos desarrolla a los ciegos el sentido del tacto”… Dos niñitas estaban jugando en la casa de una de ellas, y la visitante vio una báscula de piso. Preguntó: “¿Qué es esto?”. “No sé –respondió la otra–. Pero no te le acerques. Ha de ser un bicho peligroso, porque cuando se suben a esa cosa mi papá se suelta echando maldiciones y mi mamá grita enojada”… En el circo el joven y apuesto domador presentaba a un fiero cocodrilo. Le ordenaba: “¡Dame un beso!”. El saurio nada más abría, furioso, sus espantosas fauces. “¡Un beso, te digo!” –repetía el guapo domador–. El cocodrilo rugía, amenazante. Entonces el domador tomaba un tubo de fierro y le daba al animal un tremendo golpe en la cabeza. El cocodrilo, asustado y dolorido, acudía dócilmente y besaba en la mejilla al domador.

Una estruendosa ovación saludaba aquella hazaña. Pidió el hombre: “¿Hay entre los asistentes alguien que se atreva a hacer esto mismo?”. “Yo me atrevo –se levantó un individuo del público–. Pero a mí no necesita pegarme con el tubo”…

FIN.

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