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Navidad es contemplar a Dios: Iglesia Católica

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Orizaba.- El obispo de esta ciudad, Eduardo Cervantes Merino, manifestó que la Navidad es la presencia de Dios, mismo que se encuentra entre la población, liberándola del pecado, de la tristeza, del egoísmo, de la amargura y de la muerte.

“Es la contemplación de Dios. Sin Jesús no hay Navidad. Podemos llenarnos de muchas cosas, como lucecitas y regalitos, los cuales son buenos porque son signos de cariño y de amor, pero esta fecha significa ver al ‘Todopoderoso’ en el niño recién nacido”, dijo.

Agregó que no se reduce a un sentimiento, porque éste es pasajero. “No es un momento de consumo, porque no se compra. La Navidad se vive en la familia, con comprensión, perdón y reconciliación. Es estar el uno para el otro y dejarse amar por Dios”, explicó.

“En nuestros días, debido a las situaciones que todavía se viven en algunos ámbitos, el territorio diocesano se ha manchado por la violencia, la inseguridad, el dolor, la falta de oportunidades, el desempleo, la pobreza, la enfermedad, entre otras tantas ‘sombras’ de dolor, sufrimiento y muerte, las cuales pudieran ser un motivo para no celebrar ni esperar nada”, exclamó.

Sin embargo, aseveró que “la luz del niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre -hoy más que nunca- es una señal enviada por nuestro ‘Padre Celestial’ para que abramos los ojos a su amor y proyecto de vida, y nos llenemos de esperanza”, añadió.

Destacó que la celebración de la Navidad nos conduce a mirar el cariño de Dios y observar cuál es nuestra respuesta a ese amor.

“Nos invita a reencontrarnos con el amor de Jesús y renovar nuestra alegría, pero también nos lleva a revisar nuestras actitudes que asumimos con nosotros mismos en las responsabilidades, en las relaciones con las personas que nos rodean (en especial la familia, vecinos y compañeros de trabajo o escuela)”, comentó.

Afirmó que dicha celebración también trae “esperanza cristiana”, la cual invita a trabajar por un mundo marcado por la paz y la justicia, en colaboración con todo lo bueno que promueve el desarrollo y la dignidad humana.

Lo anterior lo mencionó en el marco del Domingo Gaudete, pues así inicia la Antífona de Entrada.

El color rosado, propio de este día, simboliza la alegría de saber que el “Señor” está cerca, indicó el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez, quien agregó que la solemnidad del nacimiento de Dios “nos recuerda el misterio de su encarnación y el punto central de nuestra fe”.

Destacó que se invitó “a dar gracias. Debemos vivir alegres. En el mundo hay mucho pesimismo, sea por la cuestión económica o política. Todo empieza a ‘inundarse’ como por una ‘nube sombría’; el ánimo decae y nos encontramos con muchas personas que están deprimidas”, aseveró.

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